Este artículo es de hace 12 años
Los orígenes del maíz fueron, sin lugar a dudas, en América Central, especialmente en México, de donde se difundió hacia el norte hasta el Canadá, hacia el sur hasta la Argentina y el Caribe. Cristóbal Colón en su primer viaje refirió haber visto en Cuba cuatro tipos de granos: amarillos, blancos, morados y colorados, lo que determinó la prevalencia de la voz aruaca mahis. Sin embargo, en Cuba el manejo de este recurso no tenía la tradición milenaria de Mesoamérica: la yuca y el boniato eran en realidad los cultivos de subsistencia. Los españoles y portugueses lo llevaron a África, Europa y Asia (siglo xvi), alcanzando pronta propagación para convertirse en un alimento universal.
Así, en la primera introducción del maíz en Europa, semillas provenientes de Cuba y Haití fueron llevadas por el Almirante. Esto ocurrió en 1494, a la vuelta del segundo viaje de Colón al Nuevo Mundo.
Estudios recientes afirman que ya a mediados del siglo XVI hubo estudios de aclimatación del cereal en los huertos botánicos de Sevilla y que fue a través de Portugal por donde se extendió su cultivo en huertos, como un complemento más. Posteriormente nuevas introducciones vendrían de ejemplares de maíces cultivados en México y Perú, grandes especialistas en este cereal. Sin embargo, en Asturias, ubican en 1598 la presencia de cultivos en el norte de España y en los inicios del siglo XVII. (López, 1991) En esa fecha Don. Gonzalo Cancio y Méndez Casariego, más conocido por Méndez de Cancio, trajo de América un arca de cedro donde vino el primer maíz de las Indias.
El maíz, como antes había viajado en las canoas aborígenes del Caribe, acompañó a españoles y portugueses en su expansión colonial y fue llevado también a África y Asia, alcanzando pronta propagación para convertirse en un alimento universal.
El cultivo del maíz se desarrolló con intensidad en Cuba, pues servía a la vez como alimento para el hombre y el ganado. F. de Fayas fomentó la mejora del sistema de siembras mediante premios al mejor cultivador. Su pronóstico en 1880 era: "no serán muchos, pero si unos pocos que por ahora son suficiente (…) se producen a razón de 614 fanegas de maíz por caballería o 5626 arrobas de ese grano y eso en tierras regulares" (Zayas, 1880)
Siete especies de maíces cubanos
En Cuba, los trabajos científicos de clasificación de maíces comenzaron a realizarse por Hernández y Clement (1949). Ellos efectuaron 57 colectas de 90 localidades del país y reportaron la existencia de seis especies de maíces cubanos e indicaron que cinco de ellas estaban relacionados con los tipos encontrados en México.
En dichos estudios, el concepto de especie fue establecido en función de los criterios establecidos en México por Margelsford, donde existía un gran aislamiento geográfico entre las comunidades, lo que permitía rutas de evolución diferentes.
Anderson (1942), efectuó estudios acerca de la clasificación de las especies, partiendo del concepto establecido anteriormente, de que las especies de maíz son una o más poblaciones de individuos con un número de características significativas en común, las cuales son generalmente reconocidas como una variedad agrícola por los campesinos.
De acuerdo con este concepto, se plantea la existencia en Cuba de siete especies de maíz, que se diferencian y clasifican principalmente por los caracteres de la mazorca (Hatheway. 1957): Maíz Criollo, Tusón, Argentino, Canilla, White Pop, Yellow Pop y White Dent.
De acuerdo con estos criterios las características más significativas de ellas son: (Acosta, 2009)
1. Maíz Criollo: Se distribuye principalmente en las antiguas provincias de Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Las Villas, Camagüey y Oriente. De acuerdo con los caracteres morfológicos, se sugiere que las formas de Maíz Criollo pueden tener un origen reciente en Cuba y es un tipo intermedio entre las razas Tusón y Argentino. Los nombres con los que son reconocidos en Cuba son: Maíz Cubano, Maíz Criollo y Maíz Corriente y fuera de Cuba: Caribbean Flint, Creole flint, Cuban Yellow, Coastal Tropical Flint.
2.Tusón: Su distribución está restringida casi exclusivamente a las provincias orientales. Los nombres con los que son reconocidos en Cuba son: Maizón, Big Corn, Diente de Caballo o Maíz Gibara y fuera de Cuba: Race 6, Cylindrical Dent.
3. Argentino: Se distribuye principalmente en las provincias orientales. Producto de la dureza del grano y almidón, es muy utilizado para hacer harina. Los nombres con los que son reconocidos en Cuba son: Argentino,Especial, Habana, Provincia y fuera de Cuba son: Race 5, Cuban Flint, Cateto.
4. Canilla: Se distribuye principalmente en la provincia de Oriente y muy frecuente en Camagüey. Producto de la dureza del grano y almidón, es muy utilizado para hacer harina. Los nombres con los que son reconocidos en Cuba son: Canilla, Argentino (fuera de Oriente y Camagüey), Cuña (Puya Amarilla), Tayuyo, Pineo y fuera de Cuba son: Race 3 y Race 4.
5. White Pop: Se distribuye en toda la isla. Los nombres con los que son reconocidos en Cuba son: Maíz de pollo, Maíz de rositas, Maíz de pollo blanco, Maíz de pollo morado y fuera de Cuba son: Race 1.
6. Yellow Pop: Se distribuye principalmente en la provincia de Villaclara. El nombre con el que es reconocido en Cuba es Maíz de pollo enano.
7.White Dent: Se distribuye principalmente al este de la antigua provincia de Oriente. El nombre con el que es reconocido en Cuba es Argentino Blanco.
En 1949, no existían en Cuba barreras geográficas que impidieran el cruzamiento entre las variedades, por lo que las poblaciones eran constituidas probablemente por híbridos entre razas (Hatheway, 1957).
Es posible que el paso del tiempo hasta el presente haya modificado las características de estas razas, pero eso podría traducirse en un nuevo potencial genético para el país, vital para la biodiversidad y crucial tanto para los programas convencionales de mejoramiento de los cultivos como para la agricultura de subsistencia. (Fernández. 2008)
Para lograr la diversidad de maíz es necesario que se produzca el proceso de heterosis, el cual consiste en la capacidad que tienen los cultivos de combinarse para formar un nuevo híbrido. En Cuba durante los últimos 80 años se han desarrollado anualmente alrededor de 130 mil hectáreas de diferentes tipos de granos amarillos que son comercializados en la Isla y algunos países asiáticos.
Asimismo, en Cuba el productor es capaz de desarrollar la producción de maíz seco y de híbridos, lo que nos permite competir contra restricciones para la adquisición de semillas en el mercado internacional.
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