Laura Martínez fue la primera mujer médica en Cuba

Laura Martínez de Carvajal y del Camino (1869-1941), es la primera mujer médica y oftalmóloga de Cuba.

Primogénita de una familia española adinerada, que tenía acceso a los círculos más selectos de la sociedad cubana, desde pequeña demostró ser una niña precoz, aprendió a leer a los cuatro años. Estudió la primaria en la escuela de señoritas de Manuela de Concha y Duval, luego el bachillerato en el Colegio de San Francisco de Paula, del que se graduó a los trece años. Con esta edad se matricula  en la Universidad de la Habana en las carreras de Ciencias Físico-Matemáticas y Medicina. Los años de estudios superiores fueron intensos, pues al cursar dos carreras debió vencer  19 asignaturas, en 17 de las cuales obtuvo notas de sobresaliente y 2 con notable.

A partir de su graduación tuvo que imponerse a fuerza de respeto y constancia para hacer valer sus derechos en una sociedad que no admitía una mujer en esa posición, sin embargo, a pesar de las adversidades, Laura conquistó el respeto y la admiración de sus compañeros con su trabajo diario.

En 1883 inició su preparación clínica en el hospital San Felipe y Santiago ubicado en los altos de la cárcel, donde se atendían a los presos. De allí se trasladó al hospital de San Francisco de Paula, en el que cursó las asignaturas de obstetricia y enfermedades de la mujer y el niño.

Debido a los prejuicios sociales existentes en nuestro país durante el Siglo XIX, la dirección de la Universidad no le permitía a la joven estudiante practicar la disección de cadáveres junto con sus condiscípulos –todos del sexo masculino- en el Anfiteatro del Hospital de San Felipe y Santiago. Laura tenía que realizar las prácticas a solas, los sábados y domingos.
  
Laura conoció al que posteriormente sería su esposo, el Dr. Enrique López Veitía (gran oftalmólogo e iniciador de los Congresos Médicos en Cuba), en el Hospital Reina Mercedes, ubicado entonces en 23 y L. Ella era una joven muy agraciada, menuda de cuerpo, de rasgos vivos, frente ancha, ojos oscuros y cabellos claros ligeramente ondulados. Enrique quiso casarse enseguida, pero el padre de Laura se opuso –tal como ocurría en aquellos tiempos-, solicitando a su hija que terminara la carrera y después el matrimonio. Se casaron cinco días después de haberse recibido de médica, en julio de 1889. Un año antes, Laura se había graduado de la carrera de Físico-Matemática.

Enrique, se había especializado en oftalmología y dirigía la Policlínica de Especialidades y sus archivos, y es en esta clínica donde comienza Laura a ejercer su profesión, convirtiéndose en la ayudante principal de su esposo y se quedaba a cargo de sus pacientes cuando él se vía imposibilitado de atenderlos. Junto a su esposo Laura asistió a numerosos congresos médicos, colaboró con él en gran cantidad de publicaciones como “Notas fisiológicas”, “Observaciones clínicas”, “Ocular leprosy”, así como en los tres volúmenes de “Oftalmología clínica”. Así fue como se convirtió en la primera oftalmóloga del país.

La pareja tuvo siete hijos, a los que ella amamantó y cuidó sin abandonar su trabajo en la policlínica e incluso en su casa. Tenía predilección por las flores y los animales. Fue miembro del Bando de Piedad (fundado y dirigido por Mrs. Jeanette Ryder, quien empleó toda su fortuna en recoger, niños y animales desamparados). Además, estudió pintura en distintas ocasiones y su habilidad en este arte, le sirvió para ilustrar sus escritos y un Atlas de fondo de ojo.

Su esposo falleció en 1910 a los 51 años de edad. Luego de su muerte Laura construyó la finca “El Retiro”, donde instaló una escuelita gratuita para los pobres, de la cual se hizo cargo junto a María, una de sus hijas. Poco después se le diagnosticó una tuberculosis, y murió a causa de esta enfermedad el 24 de enero de 1941 a los 72 años.