El histórico Presidio Modelo de Isla de Pinos (hoy Isla de la Juventud) está en proceso de restauración, el primero que se acomete luego de casi un siglo de su construcción; un paso del tiempo que ha dejado huellas evidentes en su estructura.
Un reporte de la televisión cubana indicó que la etapa inicial de la reforma pretende sustituir las tejas de los cinco módulos circulares y aprovechar las originales que se puedan recuperar para techar el antiguo edificio del comedor de la prisión.
La obra de restauración de los tejados está encargada a la Empresa de Servicios Técnicos Industriales (Sucursal Camagüey), cuyos trabajadores desmontan los tejados originales en mal estado, con ayuda de trabajadores del museo del Presidio y del municipio.
Además de intentar aprovechar parte del tejado original, los operarios que trabajan en altura reparan la estructura de vigas de metal que se encuentren dañadas. Una vez reparada y pintada la estructura metálica, se volverán a techar los cinco módulos circulares del presidio.
Considerado ejemplo de arquitectura, el Presidio Modelo se construyó en los años 20 del siglo pasado, durante el régimen de Gerardo Machado, a imitación del Centro Correccional Stateville en el estado de Illinois, Estados Unidos. Según reportaje de la BBC, el primer ascensor que se instaló en Cuba, funcionó en este centro penitenciario.
Cinco de sus edificios tienen un diseño panóptico. Se trata de edificaciones circulares, de cinco pisos de celdas cada uno que circundan una torre de vigilancia armada desde la que se pueden ver todas las celdas (93 con dos camas por edificio). El diseño no permitía a los reos saber si estaban siendo observados o no, lo cual definía su comportamiento.
Famoso por albergar a Fidel Castro y sus compañeros tras el asalto frustrado al cuartel militar Moncada, la historia del Presidio Modelo abunda en episodios de terror y represión de aquellos cubanos que resultaban presos políticos de regímenes despóticos, como el de Machado, durante la etapa republicana.
Sin embargo, la llamada “prisión fecunda” de Castro y sus seguidores constituyó en realidad un episodio de singular benevolencia dentro del historial del reclusorio: todos fueron recluidos en los pabellones del hospital, separados del resto de los reos.
Utilizado por el propio Castro luego de su llegada al poder por las armas en 1959, el Presidio Modelo albergó hasta 1967 unos 15,000 presos políticos que sufrieron las duras condiciones que lo hicieron tristemente célebre, por oponerse o enfrentar directamente al régimen que empezaba a instaurarse bajo la llamada “revolución cubana”.
De los horrores cometidos por dictadores de la época republicana, como Machado o Fulgencio Batista, el Presidio Modelo pasó a convertirse en el infierno para los opositores a Fidel Castro que poblaron sus edificios, pabellones, celdas de castigo y campos de trabajo forzado.
El Presidio Político de Isla de Pinos, libro escrito por Ramiro Gómez, uno de los pobladores del penal en la etapa “revolucionaria”, recoge los testimonios de decenas de cubanos que no pudieron ser doblegados por sus carceleros a pesar de las torturas y humillaciones que tuvieron que enfrentar
En conversaciones con Radio Martí en 2017, su autor explicó que trabajó por un año en la revisión y compilación de unos 70 testimonios de los presos políticos. El resultado es una compilación de los abusos cometidos por los carceleros de la dictadura castrista.
"Sufrimos torturas, bayonetazos y golpes de los carceleros que nos decían que teníamos que arrepentirnos, rendirnos y claudicar en nuestros principios, pero se comprobó que no pudieron doblegarnos", aseguró Gómez en la entrevista, enfatizando que "fueron ellos los que tuvieron que rendirse y cerrar el Presidio Político de Isla de Pinos en 1967".
Declarado Monumento Nacional en 1980, la historia del Presidio Modelo contada por el relato oficial del régimen cubano se limita a pintar el retrato del infierno que significó esa penitenciaría para los revolucionarios y demás población penal que sufrieron condenas hasta 1959, incluidos los prisioneros alemanes y japoneses que allí fueron encerrados durante la Segunda Guerra Mundial.
Considerada como la obra arquitectónica más importante de Isla de Pinos, el Presidio Modelo mantiene su conjunto de edificaciones originales. A pesar del mal estado de las mismas, los responsables de su restauración expresaron su deseo de que sirva de “locomotora que impulse el desarrollo integral del municipio”, dándole “vida cultural y económica al sitio”.
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