Cubanos pidieron ayuda urgente para una pareja de personas mayores que mantienen en su casa en La Habana un refugio donde atienden a un centenar de perros y gatos, y no cuentan con recursos para alimentarlos.
Un post en el grupo de Facebook “Super Mamis en La Habana” alertó de la situación y exhortó a las personas que puedan a contribuir con los administradores de la casa-refugio, ubicada en 1ero de mayo #17717 entre América y Aleja, en el reparto Guardiola, en el municipio San Miguel del Padrón.
“Hago esta publicación para pedir ayuda para el refugio de San Miguel. Son dos personas mayores atendiendo cerca de 100 perros y gatos en la casa, hasta los muebles vendieron para poder darles de comer”, explicó la usuaria Anita González.
Afirmó que “los animalitos están pasando por un momento delicado y toda ayuda es bienvenida”, y enumeró algunos de los artículos y alimentos que se necesitan de inmediato.
“Si estás interesado en donar trapitos, cositas de limpieza, medicamentos, comida (dígase sobras, viandas) o cualquier cosa, estamos dispuestas a ir a buscarlo a donde sea y hacerlo llegar al refugio”, precisó, y proporcionó números telefónicos para contactarlos (56696158, 53576790 o 55650541).
La publicación, compartida por más de mil cibernautas, ha suscitado numerosas reacciones y comentarios de cubanos, en su mayoría sensibilizados con la difícil situación de los animales y dispuestos a ayudar.
Muchos elogiaron la actitud de los dueños de la casa, de privarse de comodidades para dar protección a animales indefensos, sobre todo en medio de la crisis actual en Cuba, al tiempo que consideraron que una posible solución podría ser dar algunos en adopción.
Otros sugirieron que se dé un número de cuenta bancaria para depositar dinero a la pareja y que puedan contar con fondos para la manutención de los animales. Incluso, un veterinario ofreció brindar sus servicios médicos de manera gratuita.
La atención de los animales domésticos en Cuba se ha tornado muy difícil debido a la crítica situación económica que enfrentan las familias, que repercute principalmente en la alimentación.
Este precario contexto se hace más insostenible para quienes recogen animales en las calles y están a cargo de refugios.
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