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Cierran el Sangri La, uno de los bares privados más famosos de Cuba

La instalación era un punto de encuentro de personas con un alto poder adquisitivo, entre ellas varios artistas de la farándula, y funcionaba sobre todo como discoteca, una práctica que en principio fue tolerada por las autoridades, pero no estaba registrada entre los permisos del gobierno para el trabajo por cuenta propia.

 © Facebook/Sangri La Bar Restaurant Club
Foto © Facebook/Sangri La Bar Restaurant Club

Este artículo es de hace 7 años

El famoso club nocturno Sangri La, visitado por Mick Jagger durante su visita privada a La Habana en octubre de 2015, unos meses antes del concierto de los Rolling Stones en Cuba, fue cerrado por las autoridades cubanas por prácticas ilegales.

El club, uno de los más famosos en la capital cubana, cayó como parte de la reciente redada contra este tipo de establecimientos acusados de prostitución, lavado de dinero o receptación o consumo y venta de drogas.

La instalación era un punto de encuentro de personas con un alto poder adquisitivo, entre ellas varios artistas de la farándula, y funcionaba sobre todo como discoteca, una práctica que en principio fue tolerada por las autoridades, pero no estaba registrada entre los permisos del gobierno para el trabajo por cuenta propia.

El cantante de los Rolling Stones estuvo dos o tres horas en el local donde bebió cervezas cubanas y bailó con admiradoras acompañado de escoltas, según reportó la prensa cubana al hacerse eco de la visita privada del célebre músico británico.

En el Sangri La, ubicado cerca de la sede del parlamento cubano, en Miramar, tocaban músicos de moda y los precios de las ofertas gastronómicas estaban al nivel de los clubes del primer mundo. Una cerveza podía costar casi 3 cuc y los tragos rondaban los 4 o 5 cuc. En las afueras hermosas mujeres vestidas de etiqueta permanecían hasta altas horas de la noche junto a taxistas que brindaban, entre otros servicios, viajes hacia el destino que desearán los turistas o cubanos acaudalados que visitaran el lugar. Algunas entraban al club con los clientes y los acompañaban durante toda la noche.

El cierre de los centros nocturnos ha preocupado a más de un dueño de estos famosos establecimientos privados. Actualmente en la capital cubana permanecen abiertos otros muy populares entre la farándula como El King Bar y El Corner Café, ambos ubicados en el Vedado.

Uno de los dependientes del Corner Café, que prefirió el anonimato, dijo a CiberCuba que habían recibido con preocupación la noticia del cierre de estas instalaciones, pero que esperan que la medida no llegue a todos los establecimientos.

Una buena parte de los dependientes de estos clubes que operan bajo la licencia de paladar son jóvenes que alternan sus estudios con el trabajo nocturno para ganarse algún dinero que les permita cubrir sus necesidades básicas y permitirse algún que otro lujo. La recaudación de estas instalaciones es alta y sus puestos de trabajo son muy cotizados.

No es la primera vez que en la capital se cierran establecimientos dedicados al entretenimiento por las mismas causas. Hace más de una década se clausuraron centros y discotecas estatales por drogas o prostitución.

Varias de ellas nunca más volvieron a funcionar con el propósito para el que fueron creadas.

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