Las relaciones poliamorosas: No es infidelidad, es amor

“El poliamor consiste en amar a varias personas a la vez, de forma consensuada, consciente y ética".

Viki Cristina Barcelona / Fotograma
Lo importante es que ames Foto © Viki Cristina Barcelona / Fotograma

Este artículo es de hace 6 años

¿Estamos preparados para amar a más de una persona conscientemente? ¿Somos capaces de abrir una relación en la que varios compartan la cama, los besos, incluso los hijos? ¿Sientes que no saldrías dañado de una experiencia así?

Todas son preguntas que nos pueden venir a la mente si hablamos de Poliamor, una palabra que en los últimos tiempos ha estado de moda.

Por el momento, la Real Academia de la Lengua Española no ha aceptado oficialmente ese término, pero lo cierto es que muchos la usan, e incluso lo practican. La palabra proviene del inglés, polyamory, y antes del griego y el latín, y se traduce como “muchos amores”. Desde los años 90 el término se ha usado en varios países, aunque todavía existen prejuicios alrededor del tema.

Según la experta estadounidense en relaciones alternativas Dedeker Winston, “el poliamor es la solución para las parejas que quieren explorar romántica y sexualmente a otra personas sin la necesidad de mentir o engañar. Y se trata de una práctica que funciona para personas con determinado estilo de vida”.

Existen investigaciones que lo definen como “una relación no monógama donde no existe ni exclusividad sexual ni afectiva y donde hay pleno consenso y conocimiento de todas las partes”.

Por otro lado, algunos estudiosos del tema resumen que “el poliamor consiste en amar a varias personas a la vez, de forma consensuada, consciente y ética".

En Cuba el término es poco usado, aunque no podemos asegurar que sea poco practicado. No obstante, muchas personas no se sienten preparadas para admitir o enfrentar una situación así, en una sociedad propiamente patriarcal.

Según Jeanny Peña, entrevistada para este reportaje, las experiencias cercanas que ha tenido con el tema del poliamor no han resultado satisfactorias: “Por lo que he visto, no creo que funcione en la mayoría de los casos porque una parte casi siempre termina lastimada, por lo general, a la que menos fácil se le hace relacionarse con otros, o más enganchado está en la relación. Por ejemplo, conocí una amiga que lo llevaba súper bien, pero a su pareja comenzó a molestarle que le comentara de sus experiencias, y finalmente todo acabó mal. Otra chica estaba en el extremo opuesto, era su novio quien mantenía relaciones con varias parejas mientras a ella, por cuestiones sentimentales y/o culturales, no se le daba la cosa. Ella llegó a sentirse humillada.

“Muchas veces quienes optan por este tipo de relaciones oscilan entre la euforia de mostrarse de mente abierta, pasan por momentos de total seguridad en sí mismas, y los momentos de extrema soledad. Creo que el problema es que somos seres sociales y culturales y arrastramos aún con muchas presiones e ideas preestablecidas sobre las relaciones de pareja, pero bueno, conmigo no funcionaría...”

Por su parte Claudia Barrientos, otra de las entrevistadas, considera que “las relaciones poliamorosas tienen sentido para mí unicamente en igualdad de condiciones. Es decir, cuando no hay una posición de desventaja de una de las partes que se somete a aceptar la relación poliamorosa no porque le satisface sino por miedo a perder a alguien que ama. Si todos los involucrados están en esa igualdad de condiciones (muy rara y difícil de determinar) para mí es una relación como cualquier otra. Lo que ocurre muchas veces es que hay una dominación imperceptible, incluso donde la parte dominante no está consciente de su ventaja, y el dominado quizás tampoco de su desventaja. Me parece que se necesita un nivel de comunicación y sinceridad muy grande, y una capacidad de autocuestionamiento profunda, para llegar a poder tener una relación de ese tipo y que sea realmente "poliamor".

En la opinión del joven Armando Díaz, “todo tiene que ver con una cuestión cultural. Creo que el poliamor no entronca con la concepción de la relación de pareja que al menos yo tengo, ni con el tipo de relación afectiva que se establece en la pareja, tan cercana, también, a la construcción de un proyecto común entre dos personas.

“En mi opinión personal, el poliamor se aleja de todo eso. Ello no quiere decir que, en términos pasionales, no pueda el poliamor resultar una experiencia superior a lo convencional, pero al menos en mi caso no es esa la pauta que quiero para mi proyecto de vida”.

La psicóloga cubana Giselle Hernández explica que “las relaciones de pareja frecuentemente se han establecido sobre la base de la idea de que el amor debe ser compartido y exclusivo por dos personas. Vemos últimamente, sin embargo, nuevas tendencias respecto a cómo llevar las relaciones de pareja: citas múltiples, swingers, poliamor. En el caso de este último se refiere a una nueva forma de amar, donde hay reglas establecidas y todas las partes involucradas aceptan la situación. Implica tener más de una relación íntima, amorosa, sexual y duradera de manera simultánea con varias personas.

“Hay diversos criterios respecto al tema. Muchos se plantean la idea de que dichos afectos pueden ser verdaderos como sentimientos, pero quizás no sean lo suficientemente profundos y sean más transitorios o carentes de compromiso. La realidad es que el ser humano es diverso en sí mismo, y por ende las manifestaciones de sus sentimientos también lo deben ser. Mientras no se ocasionen daños a los demás, y sean relaciones que se disfruten, encaminadas a la satisfacción, cada persona debe ser libre de disfrutar el amor como escoja. Ahora mismo el poliamor es la experimentación de un nuevo modelo afectivo y puede ser viable para determinadas personas en determinados momentos de sus vidas”.

Existen personas a las que les ha funcionado perfectamente. Así es el caso de la reconocida periodista peruana Gabriela Wiener, quien tiene un marido, una mujer, una hija con su marido y otra nacida de la relación entre su mujer y su marido. Viven juntos, y se han mandado a hacer una cama XXL. La periodista nombra su relación como “amor libre” o “relación no monógama”.

Según Wiener, en la práctica este tipo de situaciones funciona como cualquier relación común: “Muy parecido a una de a dos. Tienes tus momentos bellos, tus roces y un montón de cuestiones logísticas por resolver. En el fondo no es tan diferente, solo le sumas algunas variables. Por ejemplo, el que en una discusión entre dos un tercero puede ser un mediador. O bien complicarlo todo”.

En cuanto a los celos, un problema universal, Wiener afirma: “Lo loco es que alguien crea que haya relaciones sin celos, sin miedos e inseguridades. Igual que en las relaciones monógamas hay etapas de celos. La diferencia es que cuando has decidido no seguir la norma y abrir tus relaciones, eres más vulnerable pero también más consciente de los celos y de los cuidados del otro. Y tienes una convicción por trabajarlos”.

La periodista sostiene que toda su vida ha rompido con los cánones de la relación de pareja tradicional: “No creo en la exclusividad amorosa, me parece muy improbable, aunque lo que me funciona a mí no tiene por qué funcionarles a los demás”.

Si pensamos en el asunto de las relaciones poliamorosas, nos podríamos preguntar si el poliamor es lo mismo que la poligamia. No obstante, según los especialistas en el tema, “el término “poligamia” se usa para describir a un hombre casado con varias mujeres o a una mujer casada con varios hombres. En cambio, el poliamor no pone el énfasis en el matrimonio y la posibilidad de tener varios amantes no se limita a uno de los géneros ni a una sola persona dentro de la relación".

También habrá quien se pregunte de cuántas personas está conformada la relación poliamorosa, pero no hay una respuesta exacta para esto: "No hay una estructura típica de relaciones poliamorosas. Alguien puede tener dos amantes estables que no estén con nadie más, o tres amantes que a su vez tengan otros amantes, o dos amantes como relación principal y otro como relación secundaria, o ser bisexual y tener amantes de dos géneros, o estar en un trío en el que todos sean amantes de todos y a la vez tengan relaciones esporádicas. Hay personas poliamorosas que viven con uno o varios de sus amantes, en la misma o distintas habitaciones, otras que prefieren vivir en casas separadas, otras que están criando un hijo con dos madres y un padre, etc. Sea cual sea la estructura, lo importante es que funcione y que sea acordada por todas las partes implicadas con sinceridad y respeto", así se afirma en Poliamor Madrid, un colectivo dedicado a difundir el poliamor como modelo de relación afectiva y a apoyar a personas que deseen tener relaciones no monógamas.

Una relación poliamorosa puede tener sus beneficios: sexo con más de un persona y libre de culpas, satisfacciones, sinceridad.

Por otra parte, siempre hay que tener en cuenta las dificultades que podrían aparecer: celos, problemas en la tolerencia y aceptación, la convivencia.

Lo cierto es que el poliamor viene de la mano con muchos tabúes, estereotipos y prejuicios. Sin embargo, de acuerdo con Bjarne Holmes, psicólogo del Champlain College en Vermont, “[Las parejas poliamorosas] hacen muchas cosas que, si las parejas monógamas las hicieran, sus relaciones serían mucho mejores”.

Lo importante, en cualquier tipo de parejas, ya sea de a dos, de a tres, o de más, es el amor, el entendimiento, la lealtad con los principios que tengan. Abrir el amor no significa dejar de querer a alguien. Importa la sinceridad con la pareja, y con uno mismo.

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