El presidente Donald Trump quiso incautar las máquinas de votación de estados clave durante las elecciones de 2020, solicitando para ello el respaldo de agencias federales, según afirmó este martes el New York Times (NYT) a partir de nuevas revelaciones sobre el asunto.
Durante el difícil y tenso recuento de los votos de las pasadas elecciones, los asesores externos de Trump trabajaron arduamente en buscar fórmulas que invalidasen el resultado de las urnas en estados clave, llegando a plantearse usar las agencias de seguridad nacional para buscar evidencia de fraude.
Seis semanas después del día de las elecciones, en plena caída libre desde su despacho en la Casa Blanca, Trump ordenó a su abogado, Rudolph W. Giuliani, que hiciera una llamada para tratar un tema muy delicado: quería que le preguntara al Departamento de Seguridad Nacional si podía tomar el control legal de las máquinas de votación en los estados clave, según dijeron al NYT tres personas familiarizadas con el asunto.
Anterior a esta intentona, el presidente había planteado al fiscal general, William P. Barr, la posibilidad de que el Departamento de Justicia pudiera incautar las máquinas, algo que este rechazó. Al mismo tiempo, Trump había descartado la sugerencia de sus asesores externos de que el Pentágono tomara el control de las máquinas.
Nuevas informaciones evidencian, según el NYT, que Trump estuvo involucrado de forma más directa en la exploración de propuestas para usar sus agencias de seguridad nacional para confiscar las máquinas de votación, mientras buscaba sin éxito evidencia de fraude que lo ayudara a revertir su derrota, según personas familiarizadas con los episodios.
Hasta el momento eran conocidas las maniobras de Trump y su equipo para utilizar al menos tres departamentos federales en función de investigar el recuento de votos y encontrar un resquicio que le permitiese mantenerse en el poder.
Sin embargo, los nuevos relatos brindan una nueva perspectiva de cómo el expresidente consideró y hasta cierto punto impulsó unos planes que habrían llevado a Estados Unidos a un territorio desconocido, al utilizar la autoridad federal para tomar el control de los sistemas de votación administrados por los estados, sobre la base infundada de fraude electoral.
Los relatos de personas familiarizadas con el tema de las máquinas de votación surgieron después de que Trump declarara en un mitin en Texas que, de presentarse y ser reelegido, podría indultar a las personas acusadas por el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero.
En una declaración emitida después del mitin, Trump también sugirió que su vicepresidente, Mike Pence, podría haber “anulado la elección” personalmente al negarse a contar los delegados al Colegio Electoral que habían prometido emitir sus votos por Joe Biden.
“El Vicepresidente sí tenía ese derecho o, más concretamente, podría haber devuelto los votos a varios legisladores para su reevaluación después de que se encontraron tantos fraudes e irregularidades”, dijo Trump en la declaración.
Las revelaciones publicadas por el NYT ayudan a concretar cómo surgieron los proyectos de órdenes ejecutivas para incautar las máquinas de votación y señala en particular el papel clave que desempeñó Phil Waldron, un coronel retirado del ejército.
Propietario de un bar y una destilería en las afueras de Austin (Texas), Waldron era conocido por haber hecho circular una presentación de PowerPoint de 38 páginas entre legisladores y asesores de la Casa Blanca que estaba llena de planes extremos para revocar las elecciones.
Poco después de las elecciones, Waldron comenzó a decirles a sus asociados que había encontrado irregularidades en los resultados de las votaciones que, en su opinión, sugerían fraude. Luego se le ocurrió la idea de que una agencia federal como el ejército o el Departamento de Seguridad Nacional confiscara las máquinas para preservar la evidencia.
En un primer momento, le propuso la idea de la intervención del Pentágono al exasesor de seguridad nacional de Trump, Michael T. Flynn, con quien dice que sirvió en la Agencia de Inteligencia de Defensa. Esa y otras opciones se discutieron intensamente durante aquellos días en el Despacho Oval, según el NYT.
Giuliani se opuso con vehemencia a la idea de que los militares participaran en la incautación de máquinas, según dos personas familiarizadas con el asunto. Preguntado por Trump sobre el borrador de orden ejecutiva redactada por Waldron, autorizando al ejército a supervisar la incautación de máquinas, Giuliani dijo que solo se podía usar el ejército si había pruebas claras de interferencia extranjera en las elecciones.
Después de varias modificaciones, Giuliani, quien se había pasado semanas vendiendo algunas de las afirmaciones más escandalosas sobre el fraude electoral, sintió que la idea de traer al ejército estaba más allá de los límites. A pesar de haber sudado “tinte” para conseguir revertir el resultado de las elecciones, Giuliani predijo que los planes que proponían harían que Trump fuera acusado.
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