La Habana, Capital de Cuba, posee una enorme riqueza arquitectónica, histórica y cultural que la hace única. Precisamente por eso su centro histórico y todo su sistema de fortificaciones fueron seleccionados por la UNESCO como parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Si bien son admirables muchos de los edificios, igual de impresionantes son varios de sus espacios abiertos. Hay cinco que adora todo aqueél que visita la parte añeja de la ciudad, y otro emblemático que constituye uno de los símbolos más conocidos de la Cuba post revolucionaria. No te será difícil adivinar entonces de qué plazas habaneras te estamos hablando.
Todas de una u otra forma son asombrosas:
1. La Plaza de Armas
Recuerda a sus similares fortificadas de la Europa del medioevo. Es muy hermosa y especial para descansar en sus largos bancos a la sombra de sus frondosos árboles. Resulta uno de los sitios más bellos y acogedores de La Habana, que fue además el punto generatriz de la ciudad.
Nace en la populosa y cosmopolita calle Obispo. Con la construcción del Castillo de La Real Fuerza dejó de ser pública y asumió el nombre de Plaza de Armas que hoy conserva. Luego de una etapa de decadencia, fue renovada en el siglo XVIII, cuando se derribó la Iglesia Parroquial Mayor y se erigieron en sus contornos el Palacio de Correos e Intendencia, hoy "Palacio del Segundo Cabo" y el Palacio de los Capitanes Generales, las edificaciones más significativas de aquella época.
Una nueva remodelación hecha 1834 durante el Mandato de Miguel Tacón la dotó de las bellas fuentes, las áreas verdes y la estatua de Fernando VII, que en 1955 fue sustituida por la de Carlos Manuel de Céspedes, que esculpiera el artista cubano Sergio López Mesa. Hasta la década del 50 del siglo XX funcionó como centro político administrativo.
Circundan la Plaza de armas El Templete, donde se piensa fueron realizados la primera misa y cabildo en 1519; el Museo de Ciencias Naturales Felipe Poey y la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena, los dos ubicados en el edificio Horter115, que albergó a la embajada estadounidense en Cuba, hasta que fue trasladada a su ubicación actual. También se erige en este sitio el magnífico Hotel Santa Isabel.
2. La Plaza de la Catedral de La Habana
Una de las más visitadas y fotografiadas de Cuba, donde se erige la parroquial mayor y arquidiócesis de la urbe, de la cual recibe su nombre. Ha sido escenario de relevantes acontecimientos religiosos, culturales y políticos. Antes de que se levantase en ella el principal templo eclesiástico citadino, por el siglo XVIII, era nombrada Plaza de la Ciénaga, debido a que en ella desembocaba una rama de la Zanja Real, primer acueducto de la capital, que desaguaba en el Callejón del Chorro, una callejuela colindante donde hoy se hallan magníficos restaurantes.
La rodean impresionantes mansiones de la aristocracia habanera de más de dos siglos: la Casa de Don Luis Chacón o Conde de Casa Bayona, cien años más antigua que la Catedral, erigida por el contador de la Real Hacienda y Regidor y reformada por el primer Conde de Casa-Bayona en el siglo XVIII, que luego en 1969 devino Museo de Arte Colonial.
Otras joyas arquitectónicas que confluyen en esta icónica plaza son la residencia del Marqués de Aguas Claras, que hoy alberga al conocido restaurante El Patio y la del Marqués de Arcos. Impresionan sus cinco colosales columnas, a una de las cuales está recostada la escultura del famoso bailarín flamenco Antonio Gades, que parece observar perennemente a todos los visitantes que llegan a este importante espacio público habanero, y por último el Palacio del Conde de Casa Lombillo con sus trescientos años.
3. La Plaza de San Francisco de Asís
Creada en 1628, está considerada la tercera fundada en la ciudad, cuyo nombre lo revive de la orden religiosa que comenzó a construir el convento del homónimo en 1575.
En los alrededores de esta amplia plaza se hallan el mencionado convento, convertido hoy en una magnífica sala de conciertos de música clásica y de cámara; el Hotel Palacio de los marqueses de San Felipe y Santiago de Bejucal, el atractivo y elegante restaurante Café del Oriente, la Lonja del Comercio que alberga a la emisora Habana Radio (de la Oficina del Historiador de la Ciudad) y otras instituciones diplomáticas, comerciales, así como sedes de medios de prensa extranjeros; también se divisa la Aduana del Puerto en la Terminal marítima Sierra Maestra.
La decoran sorprendentes esculturas: la espectacular Fuente de los Leones, una de las más bellas de La Habana y de Cuba, esculpida por el artista Giuseppe Gaggin en mármol blanco de Carrara. La figura de Frederick Chopin, sentado en un banco casi a la entrada del Hotel Palacio de los Marqueses de San Felipe y Santiago de Bejucal, atrae la atención de los transeúntes y frente a la Lonja del Comercio cautiva la “La conversación” del artista francés Etienne. Por último, delante de la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, en pose de eterno caminante, se encuentra la estatua de bronce de “El Caballero de París”, un querido personaje habanero.
En este acogedor espacio público se han exhibido importantes exposiciones escultóricas itinerantes y han tenido lugar importantes eventos culturales. La multitud de palomas que vuelan y se posan por doquier le han concedido el nombre de la Plaza de las Palomas.
Nació para que las armadas y las flotas hicieran sus aguadas. No hay datos que aseguren que fuese un mercado público, pero si se sabe que constituyó un importante sitio comercial gracias al desembarco de las tropas y la exportación. En tiempos de la colonia se realizaban en ella las populares Ferias de San Francisco todos los días tres de octubre, las cuales garantizaban esparcimiento por varios días a ricos y pobres e incluía toda clase de juegos.
Los festejos terminaron cuando el convento fue declarado profano, porque los británicos lo habían convertido en templo masónico, luego de la toma de La Habana por los ingleses que tuvo lugar en 1762.
4. Plaza Vieja. Surgió bajo el nombre de Plaza Nueva
Se dice que constituye el primer intento planificado de expansión de la ciudad para responder al desarrollo urbano y comercial. Surgió después de La Plaza de Armas y la de San Francisco de Asís. En ella residió la clase criolla más acaudalada de su tiempo. Al surgir la Plaza del Cristo, cambió después el nombre al que hoy posee.
Se levantan en sus inmediaciones valiosísimas edificaciones coloniales de los siglos XVII, XVIII, XIX y algunas de las primeras décadas XX, sobresale entre ellas el suntuoso Palacio de los Condes de Jaruco donde nació la Condesa de Merlín.
Luego de ser declarada La Habana como Patrimonio de la Humanidad, la oficina del historiador se enfrascó en recuperar la Plaza Vieja. Se eliminó un parqueo soterrado que existía y se colocó en el centro del conocido espacio público una réplica de la fuente original que hubo allí una vez.
El Palacio de los Condes de Jaruco alberga hoy al Fondo de bienes Culturales; en el edificio de Mercaderes No. 307 se encuentra ahora la Fototeca Nacional. En la mansión del Conde de Lombillo se sitúa el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales; el otrora colegio San Ángel es ahora el edificio Gómez Vila, una inmobiliaria y la escuela primaria Ágela Landa. También en esta plaza se encuentran el Planetario, la Cámara Oscura, el Café el Escorial entre otros conocidos y visitados establecimientos.
5. Plaza Del Cristo
Nombrada así por la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje que allí se erige y a la cual llegaban los marinos cuando partían o regresaban a pedir y agradecer la protección en sus travesías. Durante un tiempo se le denominó “plaza de las Lavanderas", porque se reunían en sus predios, antes de ir a misa, muchas africanas que desempeñaban este oficio.
La fachada de la iglesia se encuentra en la calle Villegas. También desembocan en la plaza arterias como Bernaza, Teniente Rey, y Lamparilla. En 1975 la plazuela fue remodelada y se trasladó un sencillo pero llamativo monumento en honor al poeta mestizo Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido), que se ubicó frente a la puerta del colegio de los padres agustinos que para entonces allí existía (hoy es una secundaria básica).
En su perímetro se localizan obras arquitectónicas de distintas épocas. También se encuentran restaurantes actuales que se han vuelto muy gustados y populares como: El Chanchullero El Dandy.
6. Plaza de la Revolución José Martí
Una de las plazas públicas más grandes del mundo, cuyo nombre es igual al del municipio donde está enclavada. Fue creada durante el gobierno del presidente Fulgencio Batista bajo el nombre de Plaza Cívica, su fama global llegó luego del triunfo de la Revolución Cubana de 1959.
Se erigen en ella el colosal Monumento a José Martí, frente al cual se encuentra la imagen de Ernesto Guevara, a manera de relieve escultórico, realizada por el artista Enrique Ávila, a partir de una famosa imagen tomada por el fotógrafo Korda y al lado de esta, en la fachada de otro edificio se ubicó en 2009 una imagen escultórica semejante del gran héroe revolucionario habanero Camilo Cienfuegos, creada por el mismo escultor.
En el complejo monumental erigido en honor al Héroe Nacional de Cuba, José Martí que preside la plaza se encuentra el punto más Alto de La Habana. Mide 112,75 metros de altura y la estatua del Apóstol la conforman 52 bloques de mármol. Se ubicó allí desde 1958, aunque la Ecured afirma que el monumento fue terminado luego de 1959. La escultura se rodea de seis pilares que representan las antiguas provincias de Cuba con sus escudos. El lugar es sede del Memorial José Martí desde el año 1996.
Se ubican en sus alrededores La Biblioteca Nacional José Martí, el Teatro Nacional de Cuba y el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. El lugar es visitado por cientos de turistas diariamente.
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