El secreto encanto de lo natural en el Jardín Botánico Nacional

En el sur de la capital cubana se encuentra uno de los parque más frecuentados por turistas nacionales y foráneos.

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Entrada Jardín Botánico Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 6 años

Entre los lugares más llamativos y recomendados de toda la isla de Cuba, existe uno en particular que goza de la predilección de miles. Se trata del Jardín Botánico Nacional, un extenso parque que fuera concebido como una institución moderna, para el uso público de los cubanos.

Erigido en la parte meridional de la capital cubana, conserva más de cuatro mil quinientas especies en dos grandes áreas: la Zona Nacional, que representa la vegetación típica de nuestro archipiélago; y la Zona Mundial, en la cual se muestran especies oriundas de varios continentes.

En esta última encontramos el Jardín Japonés, donde se exhibe una exuberante colección asiática, acompañada de un lago artificial de 300 metros cuadrados de superficie.

Como en sus similares del resto del mundo, este jardín dispone de una gran colección de plantas, clasificadas y ordenadas científicamente, con una finalidad educativa, científica, recreativa y conservacionista.

Dispone de una extensa área expositiva que abarca unos dos mil trescientos metros cuadrados y consta de una parte techada de cuatro pabellones, y otra área exterior con un impresionante estanque para plantas de agua y colecciones de cultivos ornamentales.

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Cada uno de los mencionados pabellones tiene nueve metros de altura y contienen plantas de aproximadamente unas 600 especies pertenecientes a 90 familias. Particularmente, el pabellón Casa de cristal está dedicado a representar las plantas de zonas áridas tropicales y subtropicales.

28 años de naturaleza

De igual manera, el pabellón de alta humedad alberga plantas que habitan los bosques húmedos tropicales. Mientras que el pabellón de escasa iluminación exhibe plantas de los bosques tropicales de montaña, y algunas especies de interés económico como son el cacao, el café, la pimienta negra, y la vainilla.

Este estimado jardín es una institución consagrada a la exposición de la diversidad vegetal con un notable desempeño en actividades y proyectos de educación ambiental teniendo como principales objetivos la recreación de sus miles de visitantes.

Entre sus muchos atractivos podemos señalar, además, que esta instalación dispone de El Ranchón, El Yarey y La Majagua, restaurantes de comida cubana, así como el Bambú, en el entorno del Jardín Japonés, con un excelente menú vegano.

Aquellos visitantes que gusten disfrutar del contacto directo con la naturaleza, encontrarán en el Jardín Botánico Nacional la opción ideal, dado que les permite disfrutar distendidamente de un ambiente sano y encantador, donde es posible compartir con la familia o los amigos.

Especialmente de interés para las personas amantes de la naturaleza, el cuidado del entorno natural y la ecología, o los que necesiten llevar los menores a un lugar educativo y saludable. Es igualmente muy común encontrarnos a los escolares en busca de información, o bien, universitarios estudiantes de biología, ciencias naturales y otros temas afines.

Por unos 28 años, y a partir de diversas colecciones, el Jardín Botánico Nacional de Cuba no solo ha promovido entre los visitantes nacionales y extranjeros el conocimiento científico acerca de la flora y la recreación sana; sino también aspectos estrechamente vinculados a la educación ambiental.

Sin dudas, se trata de una visita obligada para aquellos que busquen una jornada diferente durante su estadía en Cuba.

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