Reza un refrán en Cuba que… “a falta de pan casabe”. Pero la mayoría de los cubanos no hemos probado nunca este pan de yuca, legado gastronómico de nuestros aborígenes. ¿Qué puede pasar si muere la tradición de producir y consumir casabe?
¿Qué es el casabe?
El casabe es un pan plano, delgado y crujiente, que se prepara sin levadura. Se hace con harina de yuca (mandioca) y su consumo se remonta al período prehispánico. Es fácil de conservar y era la base de la alimentación de los taínos, caribes y arahuacos.
El casabe se come combinado con otros elementos, porque es un pan de sabor muy leve. En el oriente de Cuba se consume con lechón asado, carne en salsas, ensaladas, picadillo o pescados. También hay quien le pone azúcar, dulce de coco, etc.
En el resto de Cuba comemos la yuca de un modo muy simple, como vianda hervida con mojo y en algunos casos frita. No exploramos las potencialidades de este alimento y lo que es peor, no se advierte interés en muchas personas por probarlo de otras maneras.
El casabe es una práctica cultural en Cuba y en el Caribe
Las personas suelen impresionarse cuando se mencionan especies de la flora o la fauna que están amenazadas. Es algo tangible y, por tanto, nuestra mente puede establecer correlaciones inmediatas con otras cuestiones naturales que nos afectan directamente.
Sin embargo, cuando se trata de expresiones culturales a punto de desaparecer, la gente no presta demasiada importancia. Una de las áreas que más se ha visto afectada por lo que se conoce como la globalización, son las tradiciones en el ámbito gastronómico.
En Cuba, además de las influencias culturales que nos llegan desde otras latitudes, se suman, para dificultar las cosas, las continuas carencias de alimentos que conformaban la dieta tradicional de los cubanos.
Pero cuando hace unos meses la Isla atravesó una de sus peores crisis con el consumo de pan, los pobladores de las provincias orientales tenían a mano una sabiduría que los sacó del apuro más de una vez: sabían hacer casabe.
El casabe está vinculado a la cultura cubana desde los aborígenes
Los aborígenes cubanos veneraban a muchos dioses, uno de ellos era Yucahuguamá, Dios de la Yuca. Y otro no menos importante era Baibrama, quien velaba por el proceso de elaboración del casabe.
Este alimento era el sustento básico de la población. Si se descuidaban las labores en su preparación podían ocurrir grandes desdichas. Por eso se consideraba a Baibrama el guardián del trabajo y se le respetaba.
La veneración a los dioses no trascendió al paso del tiempo. Se diluyó en otras influencias culturales. Pero la tradición de comer el casabe si sobrevivió hasta nuestros días allí donde hubo personas que lo produjeran y consumieran.
La producción actual del casabe en Cuba nada tiene que ver con las prácticas originarias. Sin embargo, las artes para prepararlo y su consumo, se concentran en Camagüey, Granma y Holguín, provincias que históricamente tuvieron mayor densidad demográfica aborigen.
En otros países latinoamericanos sigue siendo un alimento básico. Se elabora el casabe y la harina de yuca, por ejemplo, en Venezuela, Perú y Brasil, donde incluso la “farofa”, elemento típico de su gastronomía, se obtiene de la mandioca.
Pasos para elaborar el casabe
La producción de casabe lleva diversos pasos y por eso es poco probable que podamos hacerlo en una cocina convencional. Además, es un trabajo en equipo, que involucra a todos los miembros de una comunidad.
Se dice que comienza cuando se ralla la yuca, pero quienes así piensen, olvidan los procesos de cultivo, cuidado de las plantas y la recolección del producto, que también implican un significativo esfuerzo humano.
Una vez las yucas están peladas y ralladas, se llevan a la prensa para exprimir y extraer el líquido venenoso de la masa. Luego esta masa se tamiza y con esta harina se elabora el casabe en una plancha especialmente diseñada para ello.
Avances tecnológicos para perpetuar la tradición
En el Caribe muchos países incorporaron avances tecnológicos para la elaboración del casabe, como las prensas mecanizadas y máquinas para el rallado. Pero en Cuba no se le ha dado a esta práctica ancestral el valor y la atención que merece, a pesar de muchas promesas.
Los productores cubanos mantienen métodos casi arcaicos, lo que dificulta el trabajo, duplica los tiempos y encarece el producto final. Además, salvo en épocas específicas como el fin de año, no existe una demanda que permita solventar los costes.
Las imágenes que acompañan este artículo fueron obtenidas gracias a la colaboración de la página de Facebook Santuariorestaurant. Pertenecen a una familia de productores de casabe de Brisas de Yareyal, Holguín.
Cada vez son menos los productores que se aventuran en esta práctica centenaria en la Isla. El pueblo olvidó la importancia de Baibrama y con ello el cuidado de cada paso para conseguir el pan de todos. Pronto probablemente olviden también al casabe.
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