Los cubanos, como todos los pueblos, tenemos muchas frases coloquiales. A veces tienen un origen cultural y otras una razón histórica. Este es el caso de lo ocurrido en Perico, un humilde pueblito de Matanzas.
Perico un pueblo alejado de la costa
En la provincia Matanzas hay un municipio que se llama Perico. Se fundó en la segunda mitad del siglo XIX, durante el auge de la industria azucarera en la región. Está lejos de la costa, pero estaba conectado al mundo a través del ferrocarril.
En este pequeño territorio de apenas 278 km2 y una población aproximada de 30.774 habitantes, surgió una de las frases que los cubanos solemos usar cuando hay que salir corriendo ante un problema.
Y no es que los de Perico fueran cobardes
La anécdota tiene un matiz de valentía. Aunque también vale decir que tiene dos versiones y en la segunda los de Perico no quedan muy bien plantados. Como ambas están en el mismo contexto histórico y con los mismos protagonistas aquí se las cuento.
En el año 1916 el presidente conservador Mario García Menocal se presentó a reelecciones, pero perdió frente al liberal Alfredo Zayas. Sin embargo, Menocal se proclamó vencedor.
Ante tal afrenta los liberales cubanos empezaron a sublevarse
Se alzaron en armas en varios territorios, especialmente en la región del Camagüey y del Oriente Cubano. Aquello no terminó bien y fue lo que se conoce en nuestra historia como la Rebelión de La Chambelona.
El Ejército estaba en manos de Menocal y con su apoyo los conservadores sembraban el pánico allí donde hubiera un político con ideas contrarias. Aún así los liberales de Perico se reunieron a celebrar un mitin de protesta.
Liberales de Perico en protesta a Menocal
Estaba convocado a hablar el joven político negro Aquilino Lombart. Comenzó su discurso diciendo en tono enérgico: “¡Liberales de Perico!” y en ese mismo momento un grupo de conservadores arremetió a tiros contra la multitud.
El discurso acabó con una segunda frase del político, más enérgica que la primera si aquello fuera posible: “¡A correr!”. De ahí que cada vez que los cubanos nos enfrentamos a un problema sin solución pacífica recordemos a Lombart y sus compatriotas.
La otra versión es satírica
Pero igual de probable. Retomamos la historia justo en el momento en que Lombart llama a sus compatriotas “¡Liberales de Perico!”. En ese instante se desprende una penca seca de una palma que reinaba ufana junto a la concentración.
Ante el estruendo y en medio del estrés en que se desarrollaba la manifestación, la gente salió corriendo como alma que se lleva el diablo.
Desde hace más de cien años los hechos ocurridos en Perico son un referente del momento en que lo más inteligente es huir.
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