La Habana tiene una red hidráulica arcaica cuyos orígenes datan del siglo XVI con la creación de la Zanja Real y que luego tuvo un gran momento de esplendor con la construcción del Acueducto de Albear en el siglo XIX, institución que hasta la actualidad ofrece sus servicios.
El primer acueducto en Cuba
El primer acueducto construido por los colonizadores españoles en el continente americano fue la Zanja Real de La Habana. Su construcción se inició en el año 1556 y se terminó en 1592.
Esta zanja comenzaba en el río Almendares, en La Chorrera y desembocaba en un estero en la conocida Plaza de la Catedral. Sus servicios estuvieron a disposición de los habaneros por dos siglos y medio.
Sin embargo, el agua de la Zanja Real era impura y tenía zonas de estancamiento, por lo que no era muy saludable. Los pozos y aljibes se multiplicaban por la ciudad para poder conseguir agua potable o había que viajar para cargarla desde La Chorrera.
El segundo acueducto en La Habana
En la entrada del siglo XIX el número de habitantes de La Habana había crecido considerablemente y la Zanja Real no daba abasto de agua suficiente. La Corona Española decidió construir un nuevo acueducto para la ciudad.
Entre 1831 y 1835 se construyó el segundo acueducto en La Habana, conocido como el de Fernando VII. Este nuevo sistema, unido a la Zanja Real, estuvo activo hasta 1867, pero el agua seguía siendo insuficiente.
El Acueducto de Albear
Ante los desagradables inconvenientes que tenía la carencia de agua para La Habana, uno de sus ciudadanos se propuso solucionar la situación de modo definitivo. En el año 1858 presentó su proyecto y fue aprobado con regocijo por los entendidos en la materia.
Se trataba del ingeniero Don Francisco de Albear y Lara. Este cubano consiguió que La Habana disfrutara del preciado líquido, de manera suficiente y potable, mediante la construcción de un acueducto que conducía por un canal las aguas de los manantiales de Vento hasta la ciudad.
Las obras comenzaron el 28 de noviembre de 1858 y se concluyeron en 1893. Se le denominó entonces Acueducto de Isabel II, hasta que con la llegada de la República fue nombrado Acueducto de Albear en honor a su creador.
Un acueducto centenario que sigue activo
Esta es una grandiosa obra de ingeniería cuyo proyecto obtuvo medalla de oro en la exposición de París de 1878 y a Don Francisco de Albear, constructor de la obra fue proclamado el más grande benefactor de la ciudad, quien además tuvo a su cargo la proyección y dirección de varias obras públicas en la Isla.
Han pasado más de 125 años de su construcción y el Acueducto de Albear continúa prestando un invaluable servicio a la ciudad de La Habana. Su red aportar casi el 20 por ciento del consumo de agua de la capital de Cuba.
En la actualidad el abasto de agua es un tema crítico para muchos municipios habaneros. La red hidráulica recibe continuas acciones de mantenimiento en muchos lugares, pero es insuficiente el servicio que ofrece en determinados territorios.
El Acueducto de Albear está considerado una de las Siete Maravillas de la Ingeniería Civil en Cuba.
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