El 28 de julio es el Día mundial contra la hepatitis, el tema que abordaremos hoy, la hepatitis fulminante, es una enfermedad poco frecuente que se produce por la destrucción y muerte masiva o casi masiva del tejido hepático.
La enfermedad se produce principalmente por infecciones virales (fundamentalmente las producidas por el virus B de la hepatitis), ingestión de productos tóxicos o reacciones autoinmunes. Se presenta entre el 1 y el 4 % de las hepatitis agudas virales.
A consecuencia de la destrucción del tejido hepático se produce una disfunción progresiva del órgano con aparición de alteraciones en sus funciones metabólicas, de síntesis de productos y de excreción y detoxificación.
Son diversos los factores que intervienen en el complejo mecanismo que produce la insuficiencia hepática que se desarrolla:
- Al disminuir la capacidad de sintetizar proteínas hay una disminución de los niveles de albúmina en sangre, disminución de los factores de la coagulación I-II-V-VII-X y de las plaquetas, así como déficit en la respuesta inmunofisiológica normal, lo cual se traduce en determinados trastornos como desnutrición, ascitis (retención de líquido en la cavidad abdominal), trastornos hemorrágicos y sepsis (infección generalizada).
- El desequilibrio del metabolismo produce hipoglicemia e hipolipidemia, alteraciones hidroelectrolíticas y ácido-básicas.
- El déficit en la función excretora del hígado favorece la aparición de íctero (coloración amarilla de piel y mucosas).
- El acúmulo de toxinas como amoniaco, mercaptanos, fenoles, ácido gamma amino butírico (GABA), receptores de benzodiazepinas endógenas, aminoácidos aromáticos, ácidos grasos de cadena corta, opiodes-encefalinas y el manganeso ha sido implicado en el desencadenamiento de una encefalopatía hepática (coma hepático).
- En general, la afectación en la función biotransformadora altera la capacidad hepática de brindar el apoyo o equilibrio metabólico ante las necesidades del organismo.
Otras alteraciones clínicas y de laboratorio descritas como resultado de estos procesos son el fallo renal, hipoglicemia y elevación de las cifras de transaminasas que se producen como expresión de la muerte de las células hepáticas.
El tratamiento es el trasplante hepático. Es una enfermedad que se asocia a una elevada mortalidad.
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