Una canción conjuga mágicamente letra y música. Con las grandes canciones la fascinación se dispara hasta cuotas de un misterio que el cantautor traspasa al público en el espacio y en el tiempo.
Esas son algunas de las cualidades de Ojalá, de Silvio Rodríguez: magia, misterio, fascinación, tiempo, espacio. Su encanto ha conseguido elevar su texto al terreno mítico de las hipótesis, de las especulaciones, de ese no saber bien del todo, por otra parte propio de las grandes canciones.
El primer mito de Ojalá fue el contenido de su letra, la duda sobre si era amatoria o en realidad se trataba de una enredada y oscura metáfora política contra ‘quien tú sabes’.
Claro, eso en la Cuba de los 70s, 80s, 90s y décadas venideras consistía en una provocativa e inconveniente interpretación tratándose de quienes se trataba: Silvio y Fidel. Al punto de que dicha canción hasta llegó a ser contenido literario en algunas escuelas en pos de aclarar que Ojalá se trataba única y exclusivamente de una canción de amor y no de lo que todos estábamos pensando.
De cualquier modo, la duda nunca se despejó del todo y a partir de ahí, y de cierta leyenda de los inicios ‘disidentes’ de su autor, Ojalá fue la sombra bajo la cual Silvio se cobijó a lo largo de todos sus radicales pronunciamientos a favor de Fidel y la Revolución. Es lo que pasa con los músicos míticos, que arrastran consigo toda su obra a la ambigüedad de la leyenda. Y por supuesto, es el caso de Ojalá.
Pero el mayor equívoco que hemos cometido con Ojalá no ha sido estrictamente interpretativo, sino uno más físico, fónico, aunque a la larga de consecuencias interpretativas también: muchas veces donde Silvio y su público han cantado al unísono en conciertos en vivo “disparo de nieve”, creyéndonos que se tratada de una de sus metáforas más ininteligibles, en realidad se trata, según se deja oír en la grabación original, de “disparo de nievi”.
El equívoco de ‘nieve’ por ‘nievi’ saltó desde hace un tiempo a las redes y ha sido objeto de discusión en foros y debates en internet. Los que opinan que se trata de ‘nieve’ en vez de ‘nievi’ se remiten a los propios sitios web oficiales de Silvio o vinculados con él, donde en todas las letras de la canción aparece siempre la palabra ‘nieve’.
Este grupo de comentaristas dicen que el uso de ‘nieve’ se trataría de uno de los más poéticos y oportunos de la canción y de todas las letras de Silvio, por lo que no cabría margen a que se tratara de una ‘errata’ de audición.
Sin embargo, hay un hecho incontestable: en el audio de la grabación original de Ojalá que según estos mismos sitios web oficiales figura en el disco Al final de este viaje, de 1978, se escucha claramente ‘nievi’ y no ‘nieve’.
¿Qué o quién es ‘nievi’?
Los defensores de la opción ‘nievi’ argumentan en estos foros que Silvio se refiere al fusil Nievi, famosos y viejos rifles con los que se entrenaban casi todos los jóvenes cubanos que hacían el servicio militar, como el propio Silvio, y que formaban parte del equipamiento caduco de la ayuda militar rusa a la Isla durante los años 60s.
Pero el argumento del fusil ya entra en terreno del mito, como en zona mítica cae también el origen del nombre. Según algunos ‘Nievi’ era el alias de Vassili Grigórievich Záitsev, francotirador soviético que debe su mayor fama a la ejecución a distancia de 225 soldados y oficiales de la Wehrmacht y otras fuerzas del Eje durante la batalla de Stalingrado, entre ellos once francotiradores alemanes.
Si la intención original de Silvio fue referirse al fusil o al francotirador ‘Nievi’, ¿el sentido de la muerte fulminante que propugna el texto sería más eficaz que de haber empleado una metáfora tan anómala e inocua como la del ‘disparo de nieve’?
Como siempre ocurre cuando se trata de soldados, batallas, héroes, la veracidad en torno al propio Nievi se difumina en la neblina mitológica de la propaganda bélica soviética cuando se habla de la Segunda Guerra Mundial, lo cual dificulta más vincular su figura con Ojalá.
En cualquier caso, y de ser cierto lo de ‘Nievi’, ¿por qué Silvio en lugar de corregirnos nuestro error lo ha reforzado con el tiempo? ¿Para no llevarle la contraria a su público?
Quizás ha entendido que el ‘nieve’ del público es más asequible de entender que el ‘Nievi’ original suyo. O que la canción ya nos pertenece más a su público que a él mismo y por eso continúa la senda que le hemos marcado. O porque él mismo ha creído que nuestra ‘errata’ a la larga redunda en una ganancia, aunque involuntaria, lírica de la letra. Nunca lo sabremos con certeza y es lógico: forma parte del mito que es Ojalá.
Sea como fuere, no intentemos resolver un misterio del cual los que tienen las respuestas han preferido callar. Mejor dejemos el equívoco tal y cómo está, no entremos a aclarar la duda: dejemos actuar al mito tal y como es, sin tocarlo. Al final lo mítico es también el abrevadero de la creatividad y espiritualidad cultural de una nación.
(Imagen tomada de El Zurrón del Aprendiz)
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