El dulce Bichón Habanero, única raza originaria de Cuba

Parece un peluche de juguete y es cordial, jubiloso y muy afectivo.

Brent Soderberg / Wikimedia / Public Domain
Bichón Habanero Foto © Brent Soderberg / Wikimedia / Public Domain

Este artículo es de hace 6 años

Habano se le llama a los puros producidos en la Isla y que gozan de fama mundial. Sin embargo, en la capital cubana apenas se siembra tabaco.

Chile habanero le llaman los mexicanos a una especie de ají ultrapicante, que increíblemente, los cubanos no consumimos ni conocemos siquiera.

No obstante, Bichón Habanero es la raza de un perrito muy popular en la Isla y, sin embargo, muy pocos saben que esa denominación sí es merecida, pues este animalito es originario de nuestro propio país y fundamentalmente de la ciudad de La Habana.

Si bien los cubanos estamos acostumbrados a ver por doquier a esos bellísimos perritos que parecen nubes de algodón, casi nadie conoce el nombre de esa raza tan apreciada en el resto del mundo.

El Bichón Habanero, antiguamente conocido también como perrito blanco de La Habana, es una adorable mascota de abundante y suave pelaje. Los antecedentes de esta raza los encontramos en el Mediterráneo, fundamentalmente en España e Italia, pero este can tuvo en Cuba su más completo desarrollo, donde se convirtió en la mascota más frecuente de la aristocracia habanera del siglo XIX.

Contrario a otras razas, se distinguen por su jovialidad, por ser muy activos, juguetones y alegres, siendo la elección ideal para muchas familias, pues se trata de uno de los mejores perros de compañía.

Como son excesivamente alegres y sociables, recaban mucha compañía y estimulación mental, es por ello que son muy sociables con las demás mascotas, y la mayoría de las personas, particularmente con los niños.

Igualmente se destacan por ser canes muy perspicaces y de fácil adiestramiento, por lo que fueron muy utilizados en circos a lo largo del siglo XX.

Sus antecedentes es preciso buscarlos en los demás bichones, descendientes del barbet, una raza ya extinta, y los perros falderos del Mar Mediterráneo. Llegaron a América de la mano de marineros ibéricos, pues por su condición de ratoneros eran de gran utilidad dentro de las embarcaciones.

Fue así como llegaron algunos de estos ancestros a la Isla, donde muy rápidamente se ganaron el favoritismo de la sacarocracia cubana de la época, que enseguida los llamó "blanquitos de la Habana" por su color predominantemente blanco.

Ya para el siglo XIX surgiría el Bichón habanero como raza, a partir del cruce entre los Poodles alemanes y los Caniches. Sin embargo, la raza fue decreciendo desde inicios del siglo XX quedando extinto prácticamente. Por suerte, la raza fue salvada dentro de Los Estados Unidos por algunos criadores de la Isla que emigraron al norte con sus adorables mascotas.

Como el resto de sus parientes bichones, tienen un pelaje muy largo, alcanzando hasta los 20 centímetros, y se caracteriza por su suavidad, y su consistencia lacia u ondulada, que incluso puede formar bellísimos rizos en algunos ejemplares.

En cuanto los colores, ya no solamente son blancos, sino que van desde el negro, al marrón, color tabaco, y hasta rojizo, incluyendo en ocasiones manchas.

Bichón habanero, también conocido en inglés por “Havanese”, es el nombre de la única raza entre los perros que ha sido reconocida como original cubana por la Federación Cinológica Internacional.

Este animalito da la imagen de un peluche de juguete, además; cordial, jubiloso y muy afectivo. Estas y otras cualidades, junto a su descollante inteligencia, y la fidelidad propia de la especie, hacen de él una popular y ejemplar mascota.

El bichón habanero no es el fiero perro de pelea o de caza, ni el mejor guardián; su misión es otra y tan necesaria como aquellas, acompañar a su amo, quererlo mucho y entretenerlo con su júbilo perenne. Es por ello que sus criadores solo se esfuerzan en mantener su salud y su estética de abundante cabellera; tanta que muchas veces cubre hasta sus ojos.

Se le puede reconocer, también; por sus peludas orejas caídas; su pelo sencillo y dócil; la cola curva y, por supuesto, peluda. Alcanzan una altura de 20 a 26 centímetros, hasta los hombros; y pueden pesar desde 3 hasta 5 kilogramos.

Sus peculiaridades lo han llevado a ser utilizado en terapias para personas con dificultades físicas y/o mentales.

Aunque el origen de la raza que conocemos hoy es La Habana, Cuba; su ascendencia alcanza más de dos mil años, desde la Grecia clásica.

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