Considerada una de las mejores actrices de este momento en Cuba, Laura de la Uz fue invitada del programa Con dos que se quieran 2, de Amaury Pérez, y habló de sus muchas y muy buenas películas, entre las cuales se cuentan, por los menos, tres títulos dirigidos por Fernando Pérez: Hello Hemingway, Madagascar y La pared de las palabras.
La actriz se refirió con muchísimo cariño a su trabajo en teatro, sobre todo dirigida por Raúl Martín en la célebre Delirio habanero, en la cual interpreta a una demente que se cree Celia Cruz, y actúa y canta como La Guarachera de Cuba. En el momento en que la obra pasaba por cartelera, nunca se mencionaba en televisión el nombre del personaje que interpretaba Laura, a pesar de que el Ministerio de Cultura había levantado la prohibición en los medios cubanos para los artistas exiliados.
En el programa de Amaury, Laura de la Uz no solo mencionó con toda claridad a Celia, sino que aseguró con todas las letras el inmenso reto, y crecimiento personal, que significó interpretarla. La actriz reconoció que antes de trabajar en Delirio habanero apenas conocía el trabajo de Celia, y tenía una visión esquemática de la célebre cantante, pero luego entendió que se trataba de un gran ser humano.
Interrogada por Amaury respecto a su ausencia en los dramatizados televisivos, en tanto su carrera se ha desenvuelto sobre todo en cine y teatro, Laura admitió sin ambages que en la televisión estaba en déficit el rigor, se precisaba de buenos directores y guionistas, y por lo regular había poco respeto por los actores y por el trabajo creativo. Tales son las causas de que Laura de la Uz prefiera el cine y el teatro, en los cuales hay otro tipo de cuidados y respetos por la creatividad y el talento.
La actriz subrayó que no se trataba de un problema económico, pues precisamente en televisión hizo, en 1993, el peor año del Periodo Especial, la teleserie juvenil Blanco y Negro ¡No!, dirigida por Charlie Medina, que cambió la historia de los dramatizados televisivos cubanos en antes y después.
Pero uno de los momentos más tensos de la entrevista, que por lo regular fluyó espontánea y franca, fue cuando la actriz se quejó, preocupada, por la mala educación y la falta de decencia generalizadas en Cuba. Ni Laura ni Amaury encontraron la razón por la cual se ha impuesto el maltrato, la grosería, los malos modales y la falta de solidaridad y delicadeza en la Cuba de hoy.
Laura se refirió también al momento en que regresó a Cuba, luego de pasar cinco años en Chile, donde se graduó en la Escuela Internacional del Gesto y la Imagen La Mancha, y se propuso conseguir aciertos artísticos en el cine, que ya conocía antes de vivir fuera de Cuba, en teatro y en televisión.
En la segunda mitad de los años 2000, Laura tuvo la suerte que le llegara la teleserie ¡Oh! La Habana, de nuevo dirigida por Charlie Medina, que la colocó como una de las actrices más populares de Cuba; la comedia de Juan Carlos Tabío El cuerno de la abundancia; y en teatro Delirio habanero. El resto de la historia es muy conocida, pues Laura continuó su carrera, en Cuba, de éxito en éxito.
Recientemente ha protagonizado Vestido de novia, en la que interpreta a un transexual, y Espejuelos oscuros, en la cual hace nada menos que cuatro papeles.
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