Chocolat se inspira en una historia real e intenta sacar de las sombras y el anonimato al primer gran artista negro de la escena francesa, un cubano llamado Rafael Padilla, que sedujo a los espectadores franceses con el disfraz del payaso Chocolate, y llego a ser pintado por Toulouse-Lautrec y filmado por los hermanos Lumiere.
El filme intenta descubrir a la persona que se ocultaba detrás del disfraz del payaso, y para ello fue preciso seguir las huellas de este esclavo cubano que se transformó en una de las figuras claves de la Belle Epoque, antes de caer en el olvido y ser borrado por el prejuicio que condenó a la caricatura a un artista por el color de su piel o sus facciones. Algunos creyeron que un clown, negro, e inmigrante, no era digno de permanecer en el recuerdo colectivo de los franceses contemporáneo. Por suerte, los realizadores de Chocolat no opinan de esa manera.
Para escribir el guion fue preciso investigar en la biografía de este hombre en los pocos registros que quedan en La Habana, Bilbao y París, y encontrar no solo los descendientes del personaje, sino también los del colono que lo compró en La Habana y lo trajo a Europa hace 130 años.
En la investigación, salió a la luz que Rafael Padilla fue vendido en La Habana a un comerciante portugués, quien lo empleó en su residencia de Bilbao. Con 13 años, el niño esclavo ya hacia reír a todos y jamás estaba triste, hasta que se escapó con un circo ambulante y descubrió su vocación. En 1888, llego a París, la capital del circo y de las artes, y allí se encontró con el payaso ingles Footit, quien comprendió al momento el potencial cómico de este payaso negro, que no sabía una palabra de francés, y hacía reír a todos de manera espontánea.
La historia de Chocolat deja muy mal parada a la República francesa, pues el esclavo cubano nunca obtuvo su emancipación, y por lo tanto jamás dispuso de estado civil ni nombre propios. En el país que inventó los Derechos Humanos, este hombre fue designado, toda su vida, a partir de un apodo que estigmatizaba y se burlaba del color de su piel.
Poco antes de estrenar el filme, la cadena de televisión France 3 divulgará un documental didáctico donde se reconstruye también la biografía, desenterrada del olvido, de este artista cubano, el primer clown negro de la historia del show business europeo. Padilla murió en Burdeos, completamente olvidado, en 1917, y fue enterrado como los esclavos, en una fosa común.
Para interpretar tan notable historia, la de Rafael Padilla, alias El payaso Chocolate, desde La Habana hasta París, se eligió a Omar Sy, uno de los actores más famosos y taquilleros del cine francés gracias a filmes como Intocable y Samba. Estos papeles estaban relativamente cerca de la persona que ha sido Omar Sy, pero este nuevo personaje es una verdadera prueba a su versatilidad y capacidades histriónicas. Los críticos que han visto Chocolat se deshacen de elogios con la actuación de Omar Sy, finalmente consagrado.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: