Cuando en marzo próximo el presidente Obama aterrice en la Habana, lo hará no solo junto a la comitiva oficial y su esposa, Michelle, sino también, previsiblemente, con La Bestia.
Si se sigue el protocolo y se respeta la tradición en las visitas de estado al extranjero, el coche presidencial o The Beast (La bestia), se encargará de transportar al presidente en su periplo cubano.
El Cadillac presidencial, que entró en servicio en el 2009 se encuentra blindado y equipado con los más modernos y eficientes sistemas de protección, preparado para incendios y ataques químicos, con tanques de oxígeno, gases lacrimógeno, muestras de sangre compatible con el grupo sanguíneo del presidente y hasta lanzagranadas.
Pero ¿estará, acaso, preparado para los cráteres que pueblan la capital cubana?
¿Saldrá ileso como lo hizo en Irlanda si encalla en algún hueco habanero?
Seguramente en la Isla ya se trabaja noche y día para pintar fachadas de edificios, asfaltar las calles y tapar los baches y seguramente, el recorrido oficial transite por calles cuidadas y sin demasiados huecos, porque si escogiera alguna de barrio adentro, la visita oficial del presidente Obama a Cuba dejaría, además de los asuntos serios y trascendentes que incluirá en su agenda, alguna anécdota vial inesperada.
Los cubanos, acostumbrados a sortear huecos, en ocasiones casi piscinas, saben que las calles habaneras ponen a prueba al más seguro de los coches y a los más avezados conductores. Hasta el considerado coche más seguro del mundo podría llevarse un susto si se topa con alguno de los más peligrosos baches de la capital.
En cualquier caso, sea por calles engalanadas, por avenidas principales o por arterias secundarias, ver a La Bestia por las calles de La Habana será un elemento adicional que aumentará el interés en los cubanos por la visita del presidente Obama, primero que llega en 88 años.
(Imagen tomada de Wikimedia)
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