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Madrid, 25 may (EFE).- Una muestra de fotografía que refleja la incertidumbre que genera la desaparición de un sistema, es lo que ha conseguido el fotógrafo cubano José A. Figueroa con su personal mirada a la caída del Muro de Berlín. La muestra se titula "¿Y ahora qué?" y sirve como excusa para abrir una ventana a la actualidad de Cuba.
Este ensayo en blanco y negro, que toma el título de una pintada de la época, ha permanecido todo este tiempo inédito y ahora, el autor lo desempolva para PhotoEspaña 2016 -dedicado a Europa-, con una exposición en Casa de América de Madrid que se inaugura el viernes y permanecerá abierta hasta el próximo 31 de julio.
Aunque la caída del Muro data de noviembre de 1989, su retirada no comenzó hasta el verano de 1990, cuando comenzó el trabajo de Figueroa (La Habana, 1946), que se dedicó durante tres meses a mezclarse, como un testigo más, con los alemanes que presenciaban la retirada de los bloques de hormigón.
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Paseé como un doliente más, con una pequeña cámara compacta para pasar desapercibido
relata el fotógrafo con varias décadas de oficio a sus espaldas desde que comenzó como 'chico para todo' en el Estudio de Alberto Korda -autor del más reconocible retrato del Ché-, y que ha dedicado gran parte de su vida a ser un excepcional testigo de la realidad cubana del último medio siglo.
Todas las fotografías están disparadas desde Berlín Este, ya que, como cubano, tenía miedo de cruzar a la zona Occidental, relata el fotógrafo, que documenta en imágenes de soledad, sin apenas personas, la división artificial de un ciudad y una sistema que se desmorona poco a poco.
El autor cubano invita al visitante a través de sus instantáneas a hacer un viaje de ida y vuelta, lo confronta con una época en que se construían muros para "retener" a las personas, mientras que ahora se levantan para no dejarles entrar, como pasa en México o Palestina, argumenta.
Es difícil para Figueroa no hacer un paralelismo con Cuba y la situación actual que vive la isla: "Nuestro muro es el malecón", dice el fotógrafo, firmemente convencido de que el punto de inflexión para la isla, esta vez, sí o sí, va a llegar, porque el cambio, asegura, "es irreversible".
A su juicio, lo que marcará un antes y un después en el proceso de apertura será que los cubanos puedan ejercer su "capacidad de producción" y se les permita emprender sus propios negocios. Y advierte:
El socialismo confía en la masa, pero no en el individuo. Nuestro trabajo está en recuperar la confianza en el individuo.
(Imagen tomada de José A. Figueroa. Berlín Este. De la serie «Und Jetz?» [¿Y ahora qué?], 1990, VEGAP, Madrid, 2016).
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