Cuando los EE.UU. y Cuba declararon la distensión en sus relaciones, se desencadenó un auge en el turismo y trajo a la Habana a funcionarios de comercio y directores generales de empresas de docenas de países. Casi dos años más tarde, grandes proyectos que estaban estancados están de vuelta.
Los inversores extranjeros y funcionarios cubanos esperan romper la reputación de la isla como un país donde los proyectos de inversión acaban muriendo. Sin embargo, hasta el momento no está claro si Cuba está viendo el comienzo de una nueva era de la inversión extranjera o de otra serie de intentos fallidos.
Desde Jibacoa, el desarrollador 360Vox con sede en Montreal, dice que se está preparando para desarrollar una inversión de $ 1.2 mil millones con 27 hoyos de golf, cuatro hoteles de lujo y 1.764 apartamentos en venta para extranjeros. La compañía espera comenzar a trabajar en el tercer trimestre de 2017, 20 años después de que se propusiera originalmente el proyecto.
Un puñado de pequeñas empresas han comenzado los proyectos de construcción en la zona de desarrollo económico del Mariel, un puerto de bajos impuestos que Cuba espera convertir en un imán para la inversión extranjera y el comercio. Sin embargo, los proyectos no parecen cubrir los más de $ 2 mil millones al año de inversión extranjera que La Habana dice necesitar.
A pesar de la declaración de la distensión de diciembre de 2014, el embargo comercial de EE.UU. a Cuba impide la mayoría de inversiones de los EE.UU., y hace que sea difícil para otros países. A pesar del embargo, el tráfico de buques de contenedores en el puerto principal de Cuba ha subido más de un 40 por ciento desde 2014, cuando las operaciones se trasladaron de La Habana a Mariel.
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