Un artículo aparecido en History Network hoy 19 de junio del 2016, se ha hecho eco de la reclamación de los herederos de Meyer Lansky sobre "las propiedas confiscadas en Cuba" a quien fuera uno de los grandes jefes mafiosos del siglo XX.
Si en muchas otras ocasiones, artículo similares, escritos por periodistas norteamericanos han llamado la atención sobre el hecho de que, una vez que los Estados Unidos y Cuba logren pulir todas las asperezas políticas, el gobierno de la isla debería compensar a todos aquellos propietarios de industrias, terrenos, inmuebles, a los cuales "la Revolución" despojó, este artículo va en un sentido diferente. Según Jack Colhoun, un historiador norteamericano, que ha centrado su obra en el estudio de la llamada época de la Guerra Fría, los herederos de Lansky no deberían recibir - como se diría en buen cubano - un kilo prieto partido por la mitad.
Según Colhoun, los herederos de Meyer Lansky, un empresario norteamericano que levantó un imperio a base de dominar - como todo un mafioso - el negocio del juego, durante 25 años en Cuba, están arando en un terreno poco fértil.
¿Cuáles serían las propiedades por las que desean compensación sus herederos?
Pues el Hotel Riviera es una de esas propiedades. Un hotel, que a la vez funcionaría como casino y salón de baile, con 440 habitaciones, y que costó, según los herederos del jefe mafiosos,70 millones de dólares.
Según su nieto Gary Rapoport, su abuelo "sudó muy duro" para tener ese dinero, dijo al Daily Mail en entrevista telefónica el 23 de diciembre del año pasado.
EL HOTEL RIVIERA
Cuando el Riviera abrió sus puertas en diciembre de 1957, se convirtió en la joya de la corona Lansky.
Poco más de un año le duró la alegria. Su alianza con el régimen de Batista, no le aseguró en lo absoluto continuar como "hotelero" una vez que los barbudos llegaron al poder.
Una de las ideas fundamentales de la guerrilla revolucionaria fue acabar, desde un inicio, con todo lo que oliera a ilegalidad, a juego, a corrupción, y el Riviera, en enero de 1959, era la meca de todo lo malo.
Colhoun dice que, la teoría familiar de que "el éxito del Hotel Riviera era producto del trabajo duro de Lansky" es falsa. Según el historiador, está documentado que tal joya funcionaba de maravilla sí, pero por un acuerdo tácito entre Lansky y Batista. Lansky "tocaba" a Batista y a su gente, y estos a su vez, le garantizaban nula interferencia en sus negocios en la isla.
Pero hay más, según varios historiadores de Lansky, los bancos de desarrollo cubanos subvencionaron el 50 por ciento del proyecto "Riviera"
Lansky debió haber vendido todo, si Batista no le hubiese asegurado - y él creído - que los rebeldes estaban controlados. Ya el mismo 26 de julio de 1958, Fidel Castro, usando la señal de la incipiente Radio Rebelde, había denunciado las intenciones de la mafia norteamericana de convertir a la Habana en "un centro de vicio comercializado - juego, la prostitución y las drogas."
EL RIVIERA EL 1ro de ENERO de 1959
No demoró mucho Castro en cumplir lo prometido. El mismo 8 de enero de 1959, dijo "voy a acabar con todos los jugadores."
Detto, fatto, tiempo después, el Riviera y otras propiedades de propiedad de gángsters fueron nacionalizados.
De regreso a los Estados Unidos, dice Colhoun, y con gran interés en recuperar el control de sus casinos, hoteles y discotecas en Cuba, la mafia libró una guerra encubierta contra la Revolución cubana, y actuaron - todos - en lograr un común objetivo: asesinar a Castro.
Lansky, dice Colhoun, no era, ni fue, una oveja a la cual le expropiaron el fruto de su sudor. Era un mafioso, que hizo un imperio de dinero, extorsionando, comprando, y asesinando.
¿Reclamar? ¿Qué cosas? No debería existir ninguna compensación para los herederos de aquellos mafiosos, termina diciendo.
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