18 rasgos de la mujer cubana que admiran en todo el mundo

Si bien las féminas de la isla poseen diversas similitudes con el resto de sus congéneres, es conocido que dentro de la pluralidad que las distingue, existen varios puntos en común que van perfilando el rostro actual de la mujer cubana.

La mujer cubana Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 8 años

Si bien las féminas de la isla poseen diversas similitudes con el resto de sus congéneres, es conocido que dentro de la pluralidad que las distingue, existen varios puntos en común que van perfilando el rostro actual de la mujer cubana.

1. Su dedicación a la familia por encima de todas las cosas: Ya sean sus hijos, sobrinos, padres, primos terceros, o amigos de la infancia, la mujer cubana es 100% devota a aquellos que considera de su familia y se han ganado buena fama de madre sobreprotectora (aunque de “chancleta en mano”).

2. Su valentía a la hora de defender a los suyos: Derivado quizá del punto anterior, no hay quien se interponga entre una madre cubana y sus hijos, las isleñas son conocidas por ser de armas tomar y defender con uñas y dientes a las personas que aman.

3. La facilidad para tragar en seco y empezar otra vez: Las vicisitudes, cualesquiera que sean, no son nada al lado de una mujer cubana, expertas en ponerle siempre al mal tiempo buena cara y “echar pa´ lante” al precio que sea.

4. Su ingenio para enmendar cualquier problema: Hay quien asevera que los cubanos nos colamos por el hueco de una aguja, las mujeres de la isla por tanto se han especializado en buscarle a todo una solución, en reutilizar, reinventar, reciclar y así llegar hasta el fin del mundo.

5. La versatilidad de su carácter: La cubana podría pasar por frívola, escandalosa o de luz corta, pero ello no es más que un mero disfraz. La supuesta simpleza que la define se contrapone a su intransigencia, su picardía, su dulzura para con todos y su carácter fuerte y dominante.

6. Su humildad: Donde quiera que esté, así sea en un palacio rodeada de todas las comodidades, la cubana lleva bien dentro sus orígenes humildes, deslindados de la convivencia en un país históricamente pobre.

7. Su condición de luchadora: En Cuba, a veces, hay que hacer hasta lo impensable por llevar un plato de comida a la mesa; las mujeres cubanas se han licenciado entonces en hacer malabares para mejorar su vida y la de los suyos y llegar a fin de mes con 30 dólares.

8. Su facilidad para hacerse de amigos: Su risa estrepitosa, su espíritu sociable y la actitud que en Cuba llamamos “todo me resbala”, hace de la cubana la amiga ideal para compartir cualquier momento.

9. La diversidad y belleza de su fisionomía: A la mujer cubana no se le puede encasillar en una tipología de rostro, dado que son resultado de una mezcolanza tan única como rica entre genes asiáticos, europeos y africanos; todo ello cocinado y moldeado a la perfección en el clima cálido del Caribe.

10. La rica mezcla que define y hace diferentes sus cuerpos y pieles: Como lo expuesto en el punto anterior, no existe ni existirá un catálogo que paute y describa el físico de las cubanas. Al contrario de lo que muchos piensan, Cuba no está conformada exclusivamente por mulatas de cuerpo escultural, sino que en ella confluyen toda una amplia y única gama de hermosas figuras.

11. Su sentido del humor: Aquello de reírse de sus desgracias, es quizá el rasgo que más la defina. Es difícil no ver a una cubana sonriendo o buscándole el chiste a cuanta situación lo amerite, después de todo, bajo condiciones austeras e impredecibles, qué otra cosa nos queda más que reír.

12. Su falta de paciencia para las relaciones insanas: De ello quizá se derive la alta cifra de divorcios en la isla. La cubana aguanta hasta cierto punto, una vez que toma la decisión de cortar por lo bueno, pues, lo más probable es que te diga: “bajando que está nevando”.

13. Su forma de caminar: Y es que lo hace como si fuera dueña de la tierra que pisa, este es frecuentemente uno de los rasgos que la delata en el extranjero. La cubana camina con seguridad, sensualidad, consciente de que arrebata más de una mirada a su paso.

14. Su alegría invencible: Un rasgo verdaderamente envidiable, no es solo componente principal de su sentido del humor, sino también la actitud de mantenerlo a tope e inquebrantable así se encuentre en el peor de los momentos.

15. Primero solas que mal acompañadas: Las cubanas son amantes de la independencia, no toleran falsas amistades ni celos absurdos, así que le viene como anillo al dedo aquello de “si la amas, déjala ir…”.

16. El apego a sus raíces: Ya sean las tradiciones de su país o su pueblo natal, su religión, su forma de vestir, los rituales de belleza que le enseñó su abuelita, las costumbres y juegos que aprendió en su infancia y que transmitirá a sus hijos o sobrinos; la cubana respeta y tiene presente en todo momento sus orígenes.

17. Su eterna disposición bailar: Ello más que un mito, es una verdad como un templo. Salvo en contables excepciones, la mujer cubana lleva en su alma una canción de la isla, que la saca del tedio y la incita a mover el esqueleto de vez en cuando.

18. Su forma de hablar: Su acento, la dicción a medias, el vocabulario peculiar que solo entiende otro cubano, los gestos incesables, la necesidad de acompañarse de las manos para conversar y el tono casi siempre alto de su voz, la distingue por encima del resto de las latinas e hispanoparlantes.

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