A pesar de que la telenovela Celia, vista en Cuba a través del llamado paquete audiovisual, ha vuelto a mentir respecto al mito de La Lupe, en Cuba su legado se ha recuperado tardíamente, sobre todo después de los años noventa. A través del cine, el teatro y la radio de la Isla, La Lupe es ahora una figura reconocida en su país. Más vale tarde que nunca.
También conocida como la Reina del Latin Soul, una de las más grandes cantantes cubanas, prohibida en la Isla en su época de mayor gloria, es decir, en los años sesenta y setenta, La Lupe fue el nombre artístico de Lupe Victoria Yolí Raymond, nacida el 23 de diciembre de 1936 en San Pedrito, un barrio pobre de Santiago de Cuba. Desde muy niña le gustó la música: el bolero, la guaracha, el guaguancó, las comparsas y los toques de santo; la fascinaban Lola Flores, Edith Piaff, Celia Cruz y Olga Guillot.
En 1955 se mudó con la familia a La Habana. Al igual que Celia, la Lupe estudió magisterio por exigencia paterna, pero en 1959 formó parte del Trío Tropicuba, cuya disciplina escénica fue incapaz de asumir y fue expulsada. Luego, ya como solista, comenzó a presentarse de forma permanente en el bar La Red, de El Vedado, donde fue muy admirada por su temperamento, expresividad rayana en la exageración y un toque de locura y extravagancia que la hizo famosa.
En 1959, La Lupe en La Red era parte de la euforia que se vivía en Cuba. Estaban Blanca Rosa Gil en el Ali Bar, Elena Burke en el club Scheherazada, Freddy en el Bar Celeste, Bertha Dupuy en el cabaret del Hotel Riviera y Olga Guillot, en Tropicana y en Montmartre. Fue popularidad fue grande e instantánea en Cuba, y aunque su permanencia fue corta, grabó con Discuba dos álbumes, Con el diablo en el cuerpo y La Lupe Is Back.
En 1962 sale de la Isla en busca de otros aires. Fue primero a México y luego a Nueva York, donde cantó en La Barraca, un bar de Midtown, y fue descubierta por un célebre percusionista de aquella época con el cual grabó el disco Mongo Santamaría Introduces La Lupe (1963). Poco después, forma un tándem con Tito Puente que los llevó a grabar varios discos (The King Swings, The Exciting Lupe Sings, You 'N' Me, The King And I) con un éxito inaudito, mucho mayor que el de Celia Cruz, por lo menos en esa misma época, y entre la comunidad latina de Estados Unidos, y el área del Caribe, México y Centroamérica.
La Lupe viajó y cantó por muchos países de la región, y llegó a ser la atracción principal de los carnavales de Caracas, Venezuela, un país al cual le dedicó el álbum La Lupe y su alma venezolana. Son años de incesantes y triunfales presentaciones, y numerosas grabaciones, como A mí me llaman La Lupe (1966), The queen does her own thing (1967), Dos lados de La Lupe (1968), Reina de la canción latina (1968), La era de La Lupe (1968), La Lupe es la reina y Definitivamente la Yiyiyi (1970). Fue la primera cantante latina que actuó en el Carnegie Hall y el Madison Square Garden, símbolos del triunfo total en Estados Unidos para cualquier artista.
Aparecía frecuentemente como invitada en los programas más populares de la televisión norteamericana, como los de Dick Cavett, Mike Douglas y Merv Grifith: era la reina de la música latina. De modo que es incierta por completo la rivalidad con Celia Cruz que muestra la reciente teleserie. La Lupe no envidiaba a nadie porque estaba en la cima.
En los años 70, decayó su popularidad por la consolidación de la salsa (ascenso de Celia Cruz, entre otros) y debido a una vida personal errática y dispendiosa. Se apartó de los escenarios y cuando fue a regresar ya era tarde. A finales de los 80 se convirtió a la religión evangelista y compuso e interpretó canciones religiosas desbordadas por su estilo interpretativo único.
El 28 de febrero de 1992 sufrió un paro cardiaco fulminante mientras dormía en su pequeño apartamento del Bronx. A esas alturas, su mito se reavivaba sin parar gracias a la inclusión del bolerazo Puro teatro de Tite Curet Alonso, en la banda sonora de Mujeres al borde de un ataque de nervios. El tema Qué te pedí musicaliza el inicio de la película Nada (2001) del director cubano Juan Carlos Cremata.
Además de la admiración de los cineastas, La Lupe contó con el respeto de numerosos intelectuales. Según Hemingway ella era “la creadora del arte del frenesí”, Jean Paul Sartre opinaba que estaba en presencia de “un animal musical”, Picasso la consideraba un genio, y su más ferviente admirador, Guillermo Cabrera Infante la catalogaba de “fenómeno fenomenológico”. Porque ella no solo cantaba sus canciones, las gritaba, las sufría, y el público se dejaba llevar por lo telúrico de sus confesiones.
La Lupe falleció el 28 de febrero de 1992 en Nueva York, una ciudad donde permanece su recuerdo como una de las más influyentes intérpretes latinas de todos los tiempos. En 2002, se bautizó como La Lupe Way la antigua calle East 140 del Bronx, en memoria suya. El periódico Village Voice escribió alguna vez: “La Lupe es Edith Piaf, Janis Joplin y Aretha Franklin en una sola mujer, más un toque de locura”.
Imagen Conexión Cubana
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