Stefan Henze había ganado una medalla de plata en las Olimpiadas de Atenas 2004.
El ahora entrenador alemán de piragüismo en aguas bravas, viajaba en un taxi, de regreso a la villa olímpica, cuando el auto en el cual viajaba se estrelló contra un obstáculo.
Henze recibió golpes y heridas en el cráneo.
Fue operado en el Hospital al que fue trasladado, pero permaneció en estado grave hasta que falleció el pasado lunes.
Stefan tenía especificado que al morir, sus órganos podrían ser donados para salvar otras vidas.
Pero faltaba la aprobación de sus familiares, quienes viajaron a Río, y dieron su consentimiento para utilizar los órganos de Henze.
Su corazón, el hígado y los dos riñones, fueron utilizados para salvar la vida de cuatro personas que aguardaban por transplante de órganos.
Con su actitud, Stefan Henze se ganó, al morir el aprecio de miles de seres humanos en todo el planeta, no solo el de esos a los cuales su altruista gesto salvó.
foto: www.alagoas24hrs.com.br
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