De nada le sirvieron a Ryan Lochte sus disculpas. Mentir le ha costado más, de lo que él pudo haber pensado, ya que las consecuencias más graves han comenzado a verse a partir de este lunes, en que cuatro compañías dijeron que terminarían sus patrocinios al nadador estadounidense.
Se trata de la firma deportiva Speedo EE.UU., el minorista de lujo Ralph Lauren, la empresa de colchones Airweave y Syneron Candela, una empresa que vende dispositivos de depilación, esta última le dijo a Reuters que sus negocios con Lochte "terminaron este mismo domingo".
Speedo, dijo que, de los $50.000 dlrs que le debe dar a Lochte, una parte se los darían a una organización benéfica para ayudar a los niños brasileños.
"Speedo no puede tolerar un comportamiento que es contrario a los valores que esta marca ha sostenido por mucho tiempo', dijo la compañía en su declaración.
Ralph Lauren por su parte, dijo este lunes que "el acuerdo de respaldo hacia Lochte había sido sólo para los Juegos Olímpicos de 2016, y que su contrato no sería renovado.
Airweave, la empresa de colchones, dijo en Twitter que "después de una cuidadosa consideración, hemos tomado la decisión de poner fin a nuestra asociación con Ryan Lochte."
Las decisiones a cortar lazos con Lochte, de 32 años, fueron los primeros signos de las consecuencias financieras para el nadador olímpico, que durante la última semana ha estado en el centro de una tormenta internacional después, que él y otros tres atletas estadounidenses, Jimmy Feigen, Jack Conger y Gunnar Bentz, inventaron a la policía brasileña, una historia ficticia de que "habían sido robados", después de una fiesta nocturna en Río, cuando la realidad fue bien distinta.
Los cuatro atletas, al parecer con algunos tragos de más, vandalizaron el baño de una gasolinera.
Valdría la pena ahora recordarle a Lochte, quien tiene ascendencia "cubana", ese refrán que se escucha mucho por nuestra tierra que dice: "para decir mentiras, y comer pescado...."
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