Más de 8 mil kilogramos de paquetería proveniente del extranjero se exponen a diferentes daños provocados por la negligencia, demoras en la entrega y el traslado indebido dentro de la Terminal de Carga del Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana, reportó el medio independiente Cubanet.
Hasta seis meses puede demorar la entrega de los artículos que arriban al aeropuerto cubano, ello debido principalmente al déficit de trabajadores y equipos de carga, según comentó al diario una fuente anónima que labora en la mencionada terminal.
Según el entrevistado, al existir un solo montacargas para cubrir más de veinte operaciones semanales, las cajas pasan días en los bordes de la pista, siendo los más afectados los profesionales cubanos de misión en otros países, así como aquellos que embarcan paquetes desde Ecuador y Panamá.
Los colaboradores cubanos “vienen de vacaciones por un mes y medio. Cuando tienen que volver al extranjero todavía no han logrado recoger los bultos, así que deben esperar al año siguiente, en las próximas vacaciones, para poder recuperarlos”, explicó el trabajador aeroportuario.
Los artículos esperan allí entonces, en numerosas ocasiones expuestos al clima y agrupados en estibas sin clasificación técnica, lo cual provoca roturas irreparables por las que luego el propietario no puede pedir la indemnización correspondiente, acotó. “Te encuentras plasmas (televisores) con la pantalla rota, motos eléctricas desbaratadas, las pacas de ropas manchadas por el agua. Es criminal”, describió.
Otro empleado contactado por Cubanet añadió que la vía más segura para evitar tales inconvenientes es el soborno a los trabajadores. “Lo hace mucha gente que va a Ecuador a buscar mercancías”, explicó.
El modus operandi es, en este caso, pagar por adelantado y ofrecer los datos convenientes sobre la paquetería una vez esta aterrice. Así, el empleado cuida personalmente los artículos para que lleguen al propietario en buen estado.
“Por eso botan a tanta gente de la Terminal de Carga, porque los agarran aceptando sobornos”, sentenció.
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