Que Venezuela atraviesa una profunda crisis en varios órdenes es un titular de dominio planetario a estas alturas. A pocos les quedará por enterarse de la crisis sin límites que padece el país sudamericano.
Sacudida por una fuerte inestabilidad política, que va acompañada de recesión económica, de una inflación descomunal y de un desabastecimiento que deja conmovedoras imágenes y testimonios casi a diario, Venezuela sabe que tiene que tomar medidas: y una de ellas ha sido cerrar el grifo del petróleo.
Ello ha traído como consecuencia que ese país, el que exporta más petróleo en América Latina, ya esté dando prioridad a envíos a Estados Unidos y Asia por delante de Cuba y de otros socios aliados en el Caribe y en Centroamérica.
Los envíos a China, India y Estados Unidos, los tres principales compradores de crudo venezolano, aumentaron a 1.54 millones de barriles diarios hasta julio, un 2.7% más que el promedio en 2015, de acuerdo con información oficial.
Ha llegado el momento de aguantar la mano, y por ello Venezuela ha empezado a eliminar, poco a poco el programa de venta subsidiada de petróleo (Petrocaribe), que ha beneficiado a Cuba durante 11 años, desde su fundación en el año 2005.
A la medida ha contribuido la gran bajada del precio del crudo, que vale ahora menos de la mitad de lo que costaba en 2014.
Según Mara Roberts ―analista de BMI Research en Nueva York― en declaraciones a Bloomberg:
"Los términos de Petrocaribe no son rentables, por lo que PDVSA (la petrolera estatal venezolana) tiene como clara prioridad socios como China, India y Estados Unidos".
Y añade:
"Distribuir subsidios no es una buena idea para PDVSA, con los problemas de liquidez que tiene".
En el caso particular de Cuba ―que era el principal comprador de Petrocaribe― la cifras de importación han ido bajando de manera significativa en los últimos años.
La Isla importó de Venezuela un promedio de 83,500 barriles por día este año, cifra que supone un 20% menos que el año pasado, según datos de BMI.
A Venezuela le tocó apretarse el corazón, cerrar el grifo a los suyos, y ahora vende más a su gran enemigo: Estados Unidos. Es la ley del mercado.
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