La Habana, 2 dic (EFE).- Tuvo muchos romances, amantes, historias conocidas y muchas que ni se conocerán, pero lo cierto es que fueron cuatro mujeres las que marcaron la biografía del fallecido Fidel Castro.
Esas mujeres fueron: Myrta, primera esposa y madre de su primogénito; Natalia, una pasión de la que nació su única hija conocida; Dalia, su viuda y compañera por décadas, y Celia, su más estrecha colaboradora.
Sobre sus romances, uniones y desamores, el hermético líder cubano dejó pocos testimonios, aunque biógrafos y contemporáneos se han referido al magnetismo que el carismático y poderoso Castro siempre tuvo entre las mujeres.
La única unión que Castro nunca ocultó al ojo público fue su matrimonio con Myrta Díaz-Balart, contraído en 1948 y disuelto en 1955, en medio de la radicalización de sus actividades revolucionarias y previo a la lucha guerrillera que culminó con el triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959.
El hijo de la pareja, Fidel (15-09-1949) fue asimismo durante décadas el único descendiente de Castro reconocido oficialmente y "visible" para la mayoría de los cubanos.
"Antes de Myrta tuve otras novias y muchas amigas. Me gustaba la compañía de las mujeres, lógicamente; una parte del tiempo la invertía conversando con ellas en la Escuela de Derecho, y tenía numerosas amistades", confesó Castro en un libro de memorias titulado "Guerrillero del tiempo", publicado en Cuba en 2011.
En el mismo texto, fruto de sus conversaciones con la periodista cubana Katiuska Blanco, reconoció que su relación con Myrta la asumió "con mucha seriedad" y cuando nació su hijo cumplió "también con seriedad" sus obligaciones de padre.
"Decidí casarme con Myrta, que estudiaba en la Escuela de Filosofía. Asocié el matrimonio a la idea de dedicarme a estudiar. Fue en octubre del año 1948", indicó el líder cubano.
Fidel y Myrta, hija de una acaudalada e influyente familia de Banes (poblado de la actual provincia de Holguín, este de la isla) se casaron ante el notario el 11 de octubre de 1948 y al día siguiente lo hicieron por la Iglesia Católica.
A Castro, esa segunda ceremonia le pareció "algo estrictamente social".
"La muchacha me interesaba más que los trámites, sinceramente", añadió.
Después del divorcio con Díaz Balart, se conoce que Castro mantuvo una apasionada relación con Natalia Revuelta, de la que en 1956 nació una hija ilegítima, Alina Fernández Revuelta, exiliada en Miami (EE.UU.) desde 1993 y furibunda crítica de su padre.
Revuelta fue activista del Partido del Pueblo Cubano (ortodoxo), en el que también militó Castro, estaba casada con el prestigioso médico cardiólogo Orlando Fernández, con quien tenía una hija, y se codeaba con la alta sociedad habanera.
Desde febrero de 1953, Castro y otros de sus compañeros comenzaron a reunirse en la casa de Revuelta para preparar el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, la primeras acciones armadas de la Revolución, efectuadas el 26 de julio de ese año.
Revuelta participó activamente en los preparativos de los fallidos asaltos que llevaron dos años a la cárcel a Castro y a un grupo de sus compañeros.
Por esas fechas ya había surgido un romance entre ambos, y el 19 de marzo de 1956 Revuelta, incorporada de lleno al movimiento clandestino, tuvo a Alina, fruto de su relación con Castro.
La niña no llevó el apellido de su padre biológico sino el del médico, que la reconoció para evitar el escándalo.
Revuelta, fallecida en 2015, siguió colaborando con la oposición al régimen del dictador Fulgencio Batista hasta el triunfo de la Revolución y a partir de entonces trabajó en diversas instituciones estatales.
De los años de la lucha guerrillera en Sierra Maestra, Celia Sánchez (1920-1980) es la mujer que más se asocia a la vida de Fidel.
Aunque la intimidad de la relación está rodeada de especulaciones, es un hecho que Sánchez fue estrecha colaboradora del líder cubano y su amiga y confidente hasta que murió en La Habana.
Considerada una heroína en Cuba y una de las principales mujeres de la Revolución, Celia Sánchez cumplió importantes misiones en la clandestinidad y en la guerrilla, y después de 1959 fue secretaria del Consejo de Estado, diputada al Parlamento, y miembro del Comité Central del Partido Comunista.
Pero la mujer que más tiempo vivió junto a Fidel Castro fue su viuda, Dalia Soto del Valle, una maestra a la que el comandante se unió en 1961 -se casaron sobre 1980- y con quien tuvo cinco hijos: Alexis, Alexander, Alejandro, Antonio y Ángel.
Dalia siempre fue una desconocida para los cubanos y se mantuvo completamente alejada del foco público hasta que a inicios de la década del 2000 comenzó a hacer discretas apariciones en actos culturales o políticos, en los que nunca se le veía al lado de Castro.
Su presencia se hizo más evidente después de 2006, cuando una enfermedad intestinal apartó a Castro del poder.
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