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La Habana, Cuba - Tengo un amor muy grande por Cuba, su cultura y especialmente, por su gente; existe una dignidad en este pueblo que me toca el corazón, afirmó en exclusiva el actor brasileño Rodrigo Santoro, quien por estos días se involucra en 1989, un proyecto cinematográfico del cual no se han precisado muchos detalles en la Isla, y que cuenta con la anuencia del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).
Conocido inicialmente por sus papeles en grandes telenovelas, este intérprete llegó con mayor fuerza al público cubano y mundial por su personaje en la película "Che, el argentino", del director estadounidense Steven Soderbergh, donde encarna a un joven Raúl Castro en la historia, basada en pasajes de la vida del guerrillero Ernesto Guevara.
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Rodado en Puerto Rico y en San Francisco de Campeche, México, el largometraje centrado en el texto Che: Pasajes de la Guerra Revolucionaria, casi arriba a una década de estreno y, en este contexto, el carioca vuelve a involucrarse en una producción que lo vincula con la mayor de las Antillas.
“Mi relación con Cuba comenzó cuando estuve en La Habana investigando para hacer el filme del Che; yo no conocía nada de acá, y aunque inicialmente venía de vacaciones, fue muy bueno hacer un viaje más profundo”, aseguró el también ganador del premio Coral a Mejor Actor en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de 2011.
“Caminé y conocí a la gente, su cultura; indagué en todos los detalles de la Revolución cubana para entender al pueblo, antes de comenzar a adentrarme en la vida de mi personaje”, abundó.
Santoro, quien interpreta en el filme al presidente Raúl Castro, narra que para poder encarnar a esta figura política conocida internacionalmente, debió revisar miles de materiales gráficos y documentos apoyándose, en gran medida, en los archivos del ICAIC.
“Después me fui a Birán, en Holguín, a la finca de la familia Castro, donde conocí historias y miles de cuentos interesantes; e inmediatamente, seguí hasta la Comandancia de La Plata, en la Sierra Maestra, para cerrar así mi ciclo de estudio”, puntualizó el brasileño.
Así comenzó mi amor por esta Isla, y posteriormente, en 2011, me concedieron un Coral que me llenó de alegría. Me parte el corazón no haber podido estar aquí para recibirlo, pero puedo confesar que lo guardo en mi casa con absoluto destaque y mucho cariño, expresó.
Sobre el nuevo proyecto que cuece en la Isla no puede adelantar mucho, pero de acuerdo con su experiencia de más de un mes en La Habana “…esta película será como un buen trago de ron. Tengo todo aún en movimiento, mi espíritu no ha reposado y es muy pronto para definir el sabor; pero puedo decir que me encanta el cine que se hace con ganas, cuando viene con desafíos y hay que inventar. Creo que ha sido un tiempo muy creativo e inolvidable, que estará siempre conmigo. He tenido que hablar dos idiomas, español y ruso, en un país extranjero, y como dicen en Brasil: todos los días tuve que matar leones”.
Sentado en su camerino en una locación ubicada en Miramar, Santoro, que ha participado en más de tres filmes independientes con directores primerizos, señala que no se considera un actor inaccesible y pone a las historias en el centro de su carrera. “No existe una fórmula para que me involucre. Me enamoro de alguna manera, y no se explicarlo siempre de la misma forma. No escucho mucho a mi cabeza, más bien, presto atención a lo que pasa dentro de mí. He hecho papeles de dos y tres escenas, también protagónicos, pero nada de eso me define.
“Me gusta lo profundo. El actor vive con su cuerpo, usando sus herramientas, emociones, filosofías y creencias; por eso inevitablemente cuando conectas con algo, empieza a definirte. Siempre quiero hacer ese ejercicio: probar cosas, ensayar sensaciones y crear una atmósfera intentando repetir la vida. Soy un hombre que necesita sentir pasión.
“No me lo pensé dos veces para venir a Cuba y formar parte de 1989, aunque tenía varios retos. Estoy trabajando con dos directores para los cuales ésta es su primera película, y debía hablar en idiomas que no domino. Nada de eso es importante. Para mí lo que vale es el deseo de querer contar una historia”, explicó el también actor de filmes como Carandiru (2003), Heleno (2011), Hemingway & Gellho (2012), 300: Rise of an Empire (2014), Los 33 (2015) y Ben Hur (2016).
Finalmente, impresionado con la funcionalidad del llamado “Paquete” en la Isla, y la acogida de la más reciente serie de HBO, Westworld, donde Santoro encarna a un villano llamado Héctor Escaton, el brasileño apuntó: “La idea me pareció intrigante, sobre todo porque está relacionada directamente con el trabajo del actor. Es una metáfora encima de otra”.
Con estreno al aire el pasado octubre, esta ficción está llamada a ser la predecesora de Juego de Tronos, y cuenta la historia de un parque temático futurista llamado Westworld, donde inteligencia artificial y humanos se entrelazan a través de narraciones diseñadas por otras personas.
“Para mí fue un proceso difícil, una experiencia larga que, normalmente, debía llevar seis meses, y resultó en un año y medio de trabajo. Tuvimos muchos intervalos porque estaban perfeccionando el guión, puesto que es una serie ambiciosa en términos filosóficos.
“El tema de la inteligencia artificial es una metáfora increíble, para mí esto es un retrato de las sociedades en que vivimos. En Westworld estamos lidiando con las cosas más oscuras de la naturaleza humana, probando límites. El ser humano es tan complejo e indefinible, que durante una exploración infinita puede sorprendernos constantemente”, concluyó este afable actor que, a partir del próximo mes de julio, volverá a integrarse nuevamente al elenco de Westworld, donde sobresalen nombres como el de Anthony Hopkins y Ed Harris.
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