Considerado por los cazatalentos como el principal prospecto del equipo Cuba que asistió al Clásico Mundial, Víctor Víctor Mesa regresó de Japón convencido de que enfrentó a un pitcheo que estaba “por encima de nuestro nivel”.
“Esos lanzadores no tienen nada que ver con los nuestros”, afirma. “Ni en velocidad, ni en control, ni en recursos, ni en inteligencia. Ninguno se regala en conteo favorable para el bateador, a diferencia de lo que uno está acostumbrado acá. Y eso que no tuvimos que chocar con los relevistas de los equipos americanos, porque habría sido difícil hasta darles un foul. No se puede batear lo que uno nunca ha visto”.
Le digo que de todas maneras salió bien parado del evento (tres hits en siete turnos, incluyendo dos dobles y trío de empujadas), y confiesa que para eso tuvo que hacer un cambio de mentalidad, porque se había ido de 10-0 en la gira por Asia.
El hijo del legendario VM32 asegura que “a nadie le gusta estar en el banco, pero me tocó. Lo que me consolaba era leer las informaciones de Internet en que ponderaban mis virtudes para la pelota. Eso me daba fuerzas para no desanimarme”.
Dice que tras el Clásico le han llegado informaciones no oficiales sobre el interés que hay por él en la pelota japonesa, a la cual admira por su disciplina táctica. “Es impecable. Y además sus jugadores casi no se equivocan, no dan bases y nunca se desconcentran”.
Le pregunto entonces sobre la controversial jugada del elevado de sacrificio ante los nipones, y da la sensación de haber estado listo para el lanzamiento, pues me contesta rápido, seguro. Como cuando le parte a los batazos entre dos…
“Yo anticipo bastante las jugadas, sobre todo cuando hay corredor en tercera. Y sé jugar en los jardines de las esquinas aunque no sea mi posición natural. Lo que pasa es que esa conexión la capturé a escaso medio metro de la raya. Cuando estaba llegando vi la línea, pero también tenía arriba la pelota, había que decidir en fracciones de segundo. Y opté por cogerla, porque si la dejo y esa pelota pica buena habría tenido que virar a pie para Cuba”.
Al valorar la actuación insular en el certamen, afirma que se hizo lo que se podía de acuerdo con lo que existe en el país. “Era lo esperado, que no pudiéramos avanzar de la segunda ronda. Lo feo fue la paliza que recibimos el último día”.
Contrario a lo que se publicó hace poco en la prensa nacional, Víctor Víctor Mesa todavía no tiene decidido si continuará vistiendo la camiseta roja de Matanzas o empezará a vestir de azul con Industriales.
“Esa determinación -me dice- pienso anunciarla pronto. Voy a tenerte al tanto”.
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