EFE. La ciudad de La Habana fue el escenario ayer día 30 de abril de la celebración del Día Internacional del jazz, una festividad organizada por la UNESCO que reconoce a través de este gesto la notable influencia del jazz en la cultura y en la música cubana.
La cita contó con la presencia de Will Smith, quien fue el encargado de presentar el concierto de estrellas del género que se celebró en el Gran Teatro de La Habana y que clausuró las actividades programadas para esta celebración.
"El jazz ha sido la voz de la libertad para millones de personas de todas las edades, etnias y credos, porque llega hasta el alma y se conecta con el espíritu de toda la humanidad",declaró el actor emocionado.
Lo mejor del jazz mundial, con Chucho Valdés, Herbie Hanconk, Marcus Miller, Esperanza Spalding o Cassandra Wilson, hizo vibrar La Habana.
El Gran Teatro de La Habana "Alicia Alonso" se convirtió en el escenario de un concierto único que reunió a medio centenar de artistas de renombre internacional, que entre todos alcanzan una nómina de más de sesenta premios Grammy.
"Un proverbio africano dice que una ciudad sin música es una ciudad muerta. Hoy La Habana es el lugar más dinámico, lleno de vida y con más espíritu del planeta", afirmó el pianista y compositor estadounidense Herbie Hancock, codirector artístico del espectáculo junto con Chucho Valdés.
Los dos pianistas, leyendas vivas del jazz, pusieron la guinda al espectáculo al tocar juntos el tema "Imagine", ese himno de la paz firmado por John Lennon, un cierre magistral que desembocó en la conocida "Guantanamera", una de las melodías más conocidas del son cubano.
Los estadounidenses Cassandra Wilson, Esperanza Spalding y Kurt Elling; la coreana Youn Sun Nah, el cubano Bobby Carcassés, el brasileño Ivan Lins, el camerunés Richard Bona y el tunecino Dhafer Youssef, pusieron voz a esa inédita fusión musical que levantó a todo el auditorio de sus asientos.
Minutos antes, tuvo lugar una actuación muy especial, la que unió a Chucho Valdés con el también pianista cubano afincado en EEUU Gonzalo Rubalcaba: era la primera vez que pisaban juntos un escenario "dos de las más talentosas figuras del jazz mundial", según palabras del propio Hancock.
Valdés y Rubalacaba interpretaron el clásico "Blue Monk", de Thelonious Monk, un homenaje a ese pianista estadounidense, leyenda del jazz, maestro de la improvisación y creador del estilo bepop, cuando se cumple este año un centenario de su nacimiento.
Los de Chucho con Hancock y Rubalcaba no fueron los únicos duetos para el recuerdo: el jazzman cubano Bobby Carcassés interpretó junto con la joven Esperanza Spalding, en la voz y al bajo, "I adore you", un tema sin letra sobre el que improvisaron siguiendo la melodía.
Sin dejar de mover los pies mientras puntea su bajo, Spalding también compartió escenario con la virtuosa violinista Regina Carter y con la cantante coreana Youn Sun, para ofrecer una versión muy particular del clásico cubano "Bésame mucho".
El jazz latino y cubano, como no podía ser menos, tuvo un lugar muy especial en el show, de la mano y voz de artistas de la isla como los cantantes El Indio Llorente y Oscar Valdés; el trompetista Julio Padrón, el pianista Roberto Fonseca o los percusionistas Adel González y Yaroldy Abreu.
En honor a los orígenes del jazz cubano y su influencia en el género en todo el mundo, el concierto arrancó con una versión del clásico "Manteca", esa maravilla que germinó de la fructífera relación musical entre dos de los fundadores del jazz moderno, el cubano Chano Pozo, que se trasladó a los Estados Unidos en 1942, y Dizzy Gillespie.
"El jazz ha recorrido el mundo, ha sumado diferentes formas y ha crecido bajo múltiples climas e influencias en todos los continentes. Aquí en Cuba las numerosas ramas del jazz se han unido para crear algo nuevo, algo atrevido", afirmó en su discurso Irina Bokova, directora general de la Unesco.
El Día Internacional de Jazz se celebra en todo el mundo el 30 de abril, desde que fuera proclamado por la Unesco en 2011 para celebrar las virtudes del género como herramienta educativa y una fuerza de paz, unidad y diálogo.
Después de tener como sedes Nueva Orleans -meca del jazz-, Estambul, Osaka, París y Washington, la celebración se trasladó este año a La Habana por su importancia como plaza musical y su contribución al jazz, así como para conmemorar los 70 años de relaciones entre Cuba y la Unesco.
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