Especialistas en el campo del fisiculturismo señalan que en Cuba se vuelven comunes las prácticas que atentan contra la salud entre fisiculturistas, especialmente adolescentes y jóvenes, que pretenden aumentar la musculación, entre ellas la inyección intramuscular de aceites comestibles.
El reportaje de Cubanet señala que algunas personas llegan a inyectarse 300 ml diarios de aceite de girasol en el músculo, algo que según los entrevistados, resulta altamente adictivo y puede ocasionar lesiones irreversibles.
La inyecciones crean un efecto inflamatorio en los músculos ya que el organismo humano no es capaz de desechar el total de lípidos suministrados.
Armando Cabrejas, un doctor de la capital con experiencia en atender este tipo de casos, afirma que las primeras reacciones provocan “calambres, dolor en el área de inyección, inflamación y náuseas” y que, pasado un tiempo, las inyecciones pueden llegar a comprimir un nervio o arteria y dañar estas estructuras hasta el punto que, en ocasiones, "se hace ineludible intervenir quirúrgicamente, y extirpar el músculo".
Diferentes entrenadores y especialistas explican que la forma adecuada para mejorar la musculación es seguir un plan de ejercicios y una dieta pautada. Sin embargo, lo cierto es que las dificultades para conseguir vitaminas y estimulantes permitidos en la red de comercios estatales hace que muchos jóvenes acudan a todo tipo de polvos y pastillas adquiridos en el mercado negro.
“Encargas lo que quieres comprar y a los pocos días lo tienes en la mano, pero todo un poco más caro. La creatina puede valer hasta 120 CUC, aunque se pueden obtener otras cosas más baratas con resultados bastante parecidos”, comentó Pillief, entrenador de “GYMCUBA”
No obstante, quienes no tienen poder adquisitivo para sufragar dichas compras en el mercado negro recurren a alternativas más baratas como los anabólicos y esteroides de bajo costo, entre ellos la testosterona y el nerobol. Otros recurren a las inyecciones de aceite.
La escasez de algunos alimentos recomendados por especialistas para seguir una dieta adecuada a la práctica del fisioculturismo y su desorbitado precio contribuye también al crecimiento de estas prácticas perjudiciales para la salud.
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