El hotel cinco estrellas Manzana Kempinski fue inaugurado oficialmente este miércoles en La Habana por el historiador de la ciudad Eusebio Leal, lo que marca el inicio de una nueva época de la industria del lujo en Cuba.
El hotel, administrado por la empresa cubana Gaviota junto a la cadena Kempinski, cuenta con 246 habitaciones, entre ellas 50 suites. El precio promedio de los cuartos oscila entre los $440 dólares por persona y la suite más cara cuesta $2.485.
La instalación turística tiene además Wifi gratis para los huéspedes, spa, bares, restaurantes, gimnasio, un salón para fumadores de puros y una piscina totalmente climatizada en la azotea.
En el primer piso quedaron expuestas boutiques que ofertan artículos de Armani, Lacoste, Montblancy Versace, así como de la línea de productos femeninos Women'secret, entre otras marcas de moda de alto costo.
El hotel ya había alojado un grupo de clientes antes de su apertura este viernes, entre ellos una comitiva de turistas británicos.
El Kempinski espera antes del día 10 reservar casi la totalidad de sus habitaciones, según explicó Xavier Destribats, Director General del Gran Hotel Manzana Kempinski al sitio digital Cubadebate.
El empresario explicó que este hotel es uno de los más “avanzados” de su tipo en el mundo y destacó que es una oferta muy apreciable para turistas que “vengan con dinero en mano”.
“Es uno de los más avanzados, de los más modernos, que ahorrará además energía, que será limpio con el objetivo de no gastar la energía del universo. El hotel es muy moderno, en los cuartos los vidrios se abren y se cierran con un botón, el sistema de aire acondicionado es inteligente para que funcione bien a la temperatura que desea el visitante. El diseño es extraordinario, con las líneas más modernas del mundo europeo”, indicó.
“Es el primero de tan alto standard y para quienes buscan turismo con dinero en la mano, un hotel nuevo siempre es mejor que el anterior, pero éste, por donde está ubicado, por su tecnología, su diseño sus ofertas en el servicio, creo que tendremos solicitudes de todo el mundo, de Europa principalmente. Hemos acudido a los mercados diplomáticos, agentes de viajes de Europa, específicamente de Francia, Italia, Inglaterra, Alemania, Suiza, Rusia y en América: Canadá, Estados Unidos, México, Brasil, Panamá”, agregó.
La apertura del hotel ha despertado al mismo tiempo entusiasmo y molestias entre los cubanos que lo relacionan con un símbolo del capitalismo o una muestra de avance de la sociedad.
“Nunca había pensado ver algo así en Cuba. No sé qué tipo de personas puedan pagar el precio de la ropa que vende esta instalación ni el verdadero significado de su inauguración en Cuba. Pero parece que debemos acostumbramos al cambio de época aunque muchos no lo podamos comprender en una sociedad como la cubana”, dijo un arquitecto jubilado que miraba desde la vidriera las productos de la tienda Gucci.
Para Aynel Fonseca, un estudiante que cursa Licenciatura en Turismo en la Universidad de la Habana, la nueva estructura que se levanta en el corazón de la Habana Vieja es una oportunidad para desarrollar el país y la industria turística.
“Para mí es una excelente oportunidad. Creo que Cuba necesita instalaciones como esta. Nos estamos pareciendo al resto de los países del mundo. Este cambio es un sinónimo de progreso. No espero poder comprar nada en estas tiendas pero no me molesta que otros puedan hacerlo”, dijo mientras observaba un par de zapatos cuyo precio no se divisaba desde el cristal.
Los productos de las tiendas han estado rodeados de un halo de misterio porque si bien las tenderas permiten hacer fotos, el cuerpo de seguridad les impide el paso a los fotógrafos que se dispongan a hacer su trabajo.
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