Los tatuadores en Cuba trabajan en un limbo legal ya que en la isla se permite practicar esta actividad sin necesidad de tener un premiso, pero el principal problema reside cuándo llega la hora de cobrar.
Según señaló 'Cubanet' para recibir dinero es necesario tener una licencia operativa o afiliarse a una de las empresas del Ministerio de Cultura.
Este vacío legal constituye al mismo tiempo un obstáculo, teniendo en cuenta el control que ejercer el Gobierno de Cuba sobre los trabajadores cuentapropistas.
"Nosotros estamos en un limbo, no existe una figura aprobada para que funcionemos pero tampoco nadie se mete en lo que hacemos. No nos inspeccionan o nos piden pagar al fisco", explicó Maykel Fernández Pérez al citado medio.
Este cubano, que tiene un pequeño estudio en el municipio Arroyo Naranjo, también avisó de los riesgos para la salud. "Se ha visto quien recicla las agujas. También se conocen casos de personas que por esa causa se contagiaron de enfermedades como el VIH y la hepatitis", añadió.
Elevado coste de máquinas
Los artistas del tatuaje pueden llegar a cobrar más de 50 CUC por una creación de hasta siete centímetros, pero el problema para generar mayor rentabilidad en el negocio llega con los instrumentos.
"Una máquina cuesta más de 200 dólares, pero un frasco de tinta de 50 mililitros no baja de los 25 dólares y se necesitan más de 20. Es una inversión muy grande a la que hay que sumar otros implementos y las condiciones que se le dan al estudio para que los clientes encuentren confort”, afirmó un artista.
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