CARACAS, 14 jul (Reuters) -La oposición venezolana espera una masiva participación en el plebiscito convocado para el próximo domingo con el objetivo de presionar a Maduro y exigir elecciones presidenciales anticipadas.
Los votantes podrán responder también si respaldan la convocatoria de la Constituyentes y la intervención de las fuerzas Amadas para “restituir el orden constitucional”.
A pesar de que la consulta no es vinculante y tampoco cuenta con el aval del Consejo Nacional Electoral (CNE), la oposición tiene la ambiciosa expectativa de que unos 14 millones de votantes -de los 20 millones de habilitados en todo el país- le den la legitimidad que reclama.
"Esta consulta pública, que está establecida en la Constitución, es vinculante", dijo en la semana el diputado opositor Luis Florido, en referencia a un artículo de la Constitución que le permite al Parlamento convocar la consulta.
Sin embargo, la justicia del país caribeño desconoce todos los actos de la Asamblea Nacional, dominada por la oposición, por considerar que se encuentra en "desacato" al no haber desincorporado a tres diputados acusados de comprar sus curules.
"Que quede muy claro que lo que vamos a decidir este domingo es de obligatorio cumplimiento para el régimen de Nicolás Maduro, para la Fuerza Armada Nacional (y) para todos los poderes públicos", agregó Florido.
En la últimas elecciones presidenciales en abril del 2013 se presentaron a votar 15 millones de venezolanos, una participación del 80 por ciento. Los cálculos de la oposición suponen que todo el espectro opositor saldrá a votar el domingo.
Esa misma noche la oposición ha prometido los resultados de la consulta sin especificar si serán preliminares y, tras el escrutinio, se quemarán los cuadernos electorales para preservar la seguridad de quienes participen, ante temores de represalias de simpatizantes oficialistas.
Además de los 1.766 puntos de votación confirmados en todo el país, los venezolanos en el exterior -masivamente opositores- podrán sufragar en más de 200 ciudades en lugares como restaurantes, plazas, clínicas y sedes de partidos políticos.
TRABAS
Venezuela atraviesa una de las peores crisis de su historia reciente. A la aguda recesión económica -con inflación de tres dígitos y escasez de bienes- se le suma una ola de protestas antigubernamentales que acumula tres meses y casi 100 muertos.
La oposición sostiene que Maduro ha llevado al país petrolero a una "dictadura" que apresa disidentes y viola los derechos humanos. Por su parte, el sucesor del fallecido Hugo Chávez asegura que sus adversarios sólo buscan desbancarlo.
En la semana, Pedro Carreño, diputado del gobernante partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), solicitó a la justicia que suspenda el plebiscito convocado por la oposición. El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) aún no se ha pronunciado.
Sin embargo, ese no sería el único escollo que tendrá que sortear la consulta. El árbitro electoral convocó para este domingo a un simulacro en el que los votantes se familiarizarán con el proceso de votación para la Asamblea Constituyente, pautado para el 30 de julio.
"Es inaceptable que teniendo conocimiento de la situación política y social que atraviesa Venezuela (...) esta institución pública promueva con total irresponsabilidad y sin necesidad alguna, una actividad inconstitucional que puede conllevar al enfrentamiento entre sectores ideológicos adversos", dijo la alianza de partidos opositores, MUD, en un comunicado.
Miembros del gobernante PSUV han adelantado que la oposición pretenderá inflar los números de participación ya que, a pesar de que el proceso contará con el aval de observadores internacionales, ninguna institución estatal lo supervisará.
Además, la destrucción de los cuadernos electorales impedirá contrastar los resultados, se quejaron desde el oficialismo.
Y, ya que la votación del domingo se hará de forma manual y los electores no tendrán un centro de votación específico a diferencia de unos comicios regulares, la propia oposición ha pedido "conciencia cívica" para que los electores sufraguen una sola vez haciendo valer la máxima de "un elector, un voto".
(Editado por Pablo Garibian)
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