Armando Roblán, el primer doble de Fidel

En enero de 2013 murió en su residencia de Miami en Coral Gables, el actor cubano Armando Roblán, a causa un agresivo linfoma que se lo llevó a los 81 años de edad. Con él se iba el primer y único doble conocido de Fidel Castro.

En USA los cubanos recordarán siempre a Roblán por su triunfo teatral más sonado, la obra “En los 90, Fidel revienta”, que estuvo en cartelera exitosamente durante una década. También hizo célebres otros personajes ficticios como El Chino, El Indio y Ñañito, caracterizaciones que convirtió en clásicos del show de Univisión, “Sábado Gigante”.

Armando Roblán se llamaba en realidad Francisco Armando Rodríguez Blanco, y había nacido en una familia muy humilde de Bejucal en 1931. Desde muy joven desarrolló dos pasiones, la interpretación y la pintura. Estudió arte en la Academia de San Alejandro y logró realizar en Miami, muchos años después, varias exposiciones con sus obras de estilo costumbrista.

Roblán comenzó a trabajar como actor profesional en los inicios de la televisión cubana junto a Gaspar Pumarejo, haciendo caricaturas e imitaciones en un programa de talentos para aficionados. El cómico “residente” del espacio televisivo “Timoteo”, le dibujó un garabato en un papel parecido a un número 3, y con ese trazo logró una oreja del expresidente Grau San Martín, otra “víctima” de sus imitaciones del que reprodujo la famosa frase, “Amigos, las mujeres mandan”.

Fue compañero de escena de los payasos Gaby, Fofó y Miliki, y junto a ellos perfeccionó otras imitaciones de famosos como El Bola, Nat King Cole, Maurice Chevalier, Liberace o Luis Carbonell.

Durante un tiempo vivió en Panamá, donde se le considera un pionero de la televisión junto a Blanquita Amaro. En 1963 fue contratado como parte del elenco de “La Esquina del Infierno”, la primera telenovela de ese país. Luego se trasladó a Puerto Rico, donde le acogieron con mucho cariño, y finalmente llegó a La Florida.

Armando llegó a Miami con una carrera ya consolidada, pero afianzó su fama con su sofisticada caracterización de Fidel Castro, siendo este su primer doble “de mentiritas”.

Aunque las leyendas urbanas habaneras lo convirtieron en uno de los muchos dobles oficiales que tuvo el dictador a lo largo de su vida, en realidad Armando imitó a Castro de forma ociosa y para su público televisivo y teatral, no como parte del engranaje de seguridad personal del líder cubano.

Solo una vez, que la seguridad del Estado le solicitó sus servicios para suplantar a Castro en una Convención Mundial de Agentes de Pasajes del ASTA, Armando accedió a hacer de Fidel. El resultado fue el esperado; mientras el Castro verdadero salía tranquilamente por la puerta trasera de la Convención sin ser molestado, el falso Castro recibía los flashes de los fotógrafos en la puerta principal.

El montaje fue tan efectivo, que enseguida le pidieron ejercer de doble “a tiempo completo”, un requerimiento que Armando declinó, aduciendo su intención de seguir ejerciendo su carrera como cómico en la televisión y en el teatro.

Eventualmente Roblán salía por las calles de La Habana disfrazado de Castro, provocando un gran revuelo, porque la gente creía que era el Castro auténtico. Pero pronto las exigencias del grupo de seguridad del líder al cómico se hicieron más frecuentes y empezó a cambiar el tono de la petición. Según el Miami Herald, “se le hicieron exigencias políticas a Roblán que él no podía cumplir, y finalmente decidió marcharse de Cuba agobiado por la presión”.

En Estados Unidos Armando Roblán escribió, produjo e interpretó varias obras vernáculas en el teatro Martí y en el Teatro Trail de la Calle 8. Hizo también para Univisión el personaje de El Calvo en la telenovela Morelia (1995) de Delia Fiallo.

Tuvo otras incursiones en el cine y en casi todas interpretó a su bestia negra. Apareció en el filme mexicano “El tesoro de Morgan” (1971), alternó el rol protagónico con su amigo y colega Álvarez Guedes en la comedia de situación “A mí qué me importa que explote Miami” (1976), y después rodó “Camaleón: atentado a Castro” (1992), “Conexión Habana” (1994), “The Disciples” (2000), y “Freedom Flight” (2005).

Mientras tanto no dejaba de presentar sus parodias del comandante en numerosas obras de teatro, junto a otros personajes de ficción. Pero fue Fidel Castro el que se convirtió en su alter ego y su marca histriónica distintiva y al que representó en los escenarios durante diez años.

Al final de su vida ya había triunfado también como caricaturista, una faceta que ejercitaba sin que su caricaturizado lo notara, y que le permitió asistir a varias ediciones del evento “Cuba Nostalgia” para exponer algunas de sus obras.

Al morir, Armando Roblán dejaba viuda a su mujer Gloria Lau Rodríguez, y huérfanos a sus hijos Orlando, Priscilla y Armando, que le habían dado cinco nietos.

Queda para la historia una serie de imágenes hechas por el conocido fotógrafo B. Corrales, en el todavía Hotel Habana Hilton, en las que el actor aparece junto a Fidel en una reunión internacional de turismo.

Bibliografía consultada por el autor:
Néstor Díaz de Villegas “Herejes del absoluto”, PD Castrismo Oct 08, 2007
Arnoldo Varona La Historia de Cuba, de Hollywood.
Miami Herald, 13 de enero de 2013, “Muere Armando Roblán”, artículo.
Fotos: B. Corrales publicadas en “I was Cuba”