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Periodista y escritor de cuentos y novelas, famoso por su estilo sobrio y contundente, Ernest Hemingway es conocido en Cuba, sobre todo, por su novela El viejo y el mar, que le ganó el Premio Pulitzer en 1953, un año antes de ganar el Nobel de Literatura por su obra completa.
El viejo y el mar está ambientada en Cuba, en Cojímar, pero el autor viajaba a la Isla, y hacía largas estancias, desde 1939, cuando navegó hasta nuestras costas en su barco, y vivió en el Hotel Ambos Mundos, hasta que alquiló la Finca Vigía, a 24 km de La Habana. Una de sus novelas de mayor éxito, Por quién doblan las campanas (1940), fue escrita parcialmente en Cuba.
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El nacimiento del mito Hemingway, como norteamericano bueno, héroe de los humildes cubanos que tanto lo respetaban, nace quizás en la época en que el escritor famoso convence al gobierno cubano para que le ayudara a reequipar su barco, el Pilar, con la intención de utilizarlo para emboscar a los submarinos alemanes en las costas de Cuba, luego de la declaración de guerra de los Estados Unidos a los nazis.
Durante la postguerra, Hemingway vive esporádicamente en Cuba, donde escribió Al otro lado del río y entre los árboles, inspirada en su amor platónico por una joven de 19 años. Esta novela fue un fracaso, y la rabia le inspiró escribir El viejo y el mar en ocho semanas.
Luego vinieron nuevas safaris africanas y accidentes aéreos sucesivos que lo dejaron gravemente herido. Cuando regresó a Cuba en 1957, comenzó a dar forma a su autobiografía París era una fiesta, y luego se entregó delirantemente al trabajo: Al romper el alba, El Jardín del Edén, Islas en el golfo… y también se hundió en una depresión de la que no pudo recuperarse.
Hemingway siempre mantuvo buenas relaciones con el gobierno de Fidel Castro, y llegó a comentar al New York Times que estaba «encantado» con el derrocamiento de Batista, pero en julio de 1960, el escritor abandonó la Isla, según se dice asustado con la posible nacionalización de las propiedades de los norteamericanos y otros extranjeros en la isla. Después de la Invasión de Playa Girón en 1961, la Finca Vigía fue expropiada por el gobierno cubano y luego convertida en museo.
La literatura, el cine y el audiovisual cubano han magnificado su imagen de amigo de los cubanos, principalmente en el reportaje-entrevista sobre Hemingway y el Premio Nobel realizado por Telediario en 1954; las imágenes sobre el torneo de pesca de la aguja y el encuentro entre Hemingway y Fidel en mayo de 1961.
Además la televisión cubana adaptó, en 1962 y 1981, en formato de telenovela, Por quién doblan las campanas, y mucho después el programa Andar La Habana, en 1999, se consagró al hotel Ambos Mundos y al bar-restaurante El Floridita. Y así fue naciendo y creciendo, la improbable imagen de un Hemingway bonachón y aplatanado, una imagen que desoía los costados intratables y neuróticos de una personalidad muy compleja.
El cine cubano rememoró su imagen “cubana” en documentales de Fausto Canel y Tony Lechuga, así como en filmes de ficción como Memorias del subdesarrollo y Hello Hemingway, los cuales se atreven a mostrar críticamente la imagen del santificado escritor.
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