Desde hace poco más de un año la inestabilidad en la comercialización normada del yogurt de soya ―destinado a niños entre 7 y 13 años de edad― ha sufrido numerosos altibajos en La Habana.
Primero la desaparición del yogurt se debió a la rotura y cierre de una fábrica durante ocho largos meses. El envejecimiento tecnológico de la fábrica hizo que colapsara el sistema de producción y que el yogurt fuera entonces sustituido finalmente por una mezcla de batido llamada "chocolatín".
Sin embargo, el yogurt regresó, pero su vuelta ha estado marcada otra vez por la inestabilidad, según se destacó en una emisión anterior de la sección “Cuba Dice” del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, tema sobre el que se vuelve nuevamente en este reporte de hoy.
Pero, ¿qué ha pasado ahora? Aunque se arregló la fábrica que produce el yogurt y se mejoró la entrega a los centros distribuidores, ahora el problema se encuentra en las diferentes bodegas que deben asumir la venta del producto pese a la la precariedad de sus desmejorados sistemas de refrigeración, que en muchos casos deben ser reparados de forma urgente, en aras de garantizar que el producto llegue en buen estado de conservación a sus destinatarios finales: los niños.
El caso es que, sea por un motivo u otro, los problemas con el yogurt de soya no parecen tener fin.
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