Antonio Rodiles ha publicado una trilogía de videos en la que a cuatro manos -entre él y Miguel Díaz-Canel-, se muestran dos visiones diametralmente opuestas de la sociedad cubana. Una, la visión desde el poder. Otra, la visión desde la oposición a ese poder.
Hasta ahí, todas las piezas más o menos claras.
Rodiles hace largas disertaciones analíticas mientras intercala fragmentos de un video, al parecer filmado varios meses atrás, donde el presunto delfín del régimen habanero derrocha manierismos, estrategias, señala enemigos... Bazofia totalitaria, resumamos.
El problema es que a Eliécer Ávila algo no le suena bien en esto.
Si leemos entre líneas y escuchamos entre pausas lo que ha escrito y hablado el fundador de Somos +, es evidente la suspicacia.
Eliécer desconfía del modus operandi de Rodiles. Desliza de a poquito la duda de cómo llegó este video a manos de Rodiles, cómo lo editó, por qué no lo mostró completo, y qué cosas, dice Eliécer, habría preferido ocultar de la alocución del delfín.
Y uno mira los toros desde la barrera y piensa: ¿en qué momento se perdió la perspectiva en todo esto? “¿En qué momento se había jodido el Perú?”, se diría el Zavalita de “Conversación en la Catedral”.
¿En qué momento los opositores comenzaron a darse dentelladas entre ellos, y cuál o cuáles son genuinos y cuáles sembrados por el propio aparato que simulan combatir?
Yo no lo sé. Yo no pretendo saber todo, como ciertos cubanólogos de Miami cuyas únicas credenciales son, vaya ironía pestilente, haber sido hasta ayer parte del equipo represor contra los oprimidos.
Pero algo sí sé: es la historia de nunca acabar.
Eliécer Ávila señala a Rodiles y su esposa Ailer González, y hace mucho tiempo dijo que no marchaba con ellos. Que no marcharía con corruptos como ellos, palabras más, palabras menos.
El matrimonio de SATS, por su parte, ha dicho que Eliécer no es más que el mismo soldadito de la inteligencia cubana que en la UCI investigaba a sus compañeros. Y en consecuencia, ya puede suponerse lo que es también hoy.
Si todo fuera esta peleíta barriobajera, mal que bien pero iríamos.
Este lunes el muro de Ailer González ha lanzado otra estocada firmada por la grácil santiaguera a la muchacha del pelo largo y el Premio Ortega y Gasset: las encuestas de “14 y Medio”, dígase las encuestas de Yoani Sánchez, son peores que las del Granma castrista, Ailer dixit.
Antes, semanas antes, la misma Ailer apaleada por segurosos y humillada en plena calle por turbas musicales y congas como pogromos, se burlaba del cambio de postura de José Daniel Ferrer en el oriente cubano.
José Daniel, líder de la UNPACU, dio marcha atrás a su postura pro-política de Obama hacia Cuba, argumentando que había sido un fracaso. Desde La Habana, su coterránea Ailer no perdonó la mutación: sus burlas fueron también públicas en Facebook.
A todas estas, la familia Payá desconoce a Elizardo Sánchez como fuente opositora fiable (tras la muerte de Oswaldo llegaron a desautorizarlo públicamente para hablar sobre el caso). Coco Fariñas se inventa muertes de Raúl Castro y luego no pide disculpas por la farsa, y el matrimonio Rodiles-González vierte suspicacias sobre la autenticidad opositora de Karla Pérez, la jovencísima disidente defenestrada de la Universidad Central de las Villas.
Cuesta seguir el hilo a la trama, ¿verdad? A mí también. Y la causa es muy simple: es un todo contra todos. Un sálvese quien pueda. Una guerrita entre Cersei, Jon Snow, Daenerys, Jamie y Euron… mientras el Night King sonríe distante, intocado.
Es un desbarajuste politiquero con más legitimidad que el castrismo porque se enfrentan a una dictadura, pero con tan poca credibilidad como este.
En el fondo, desde la barrera, mirando el panorama, uno no deja de preguntarse: ¿pero y ellos quiénes se han pensado que son para atacarse mutuamente por sus métodos en el combate contra el mismo enemigo?
Quizás el único autorizado moralmente para reclamar su método como el más eficaz, sea el guajiro Ferrer. ¿Por qué? Pues porque su UNPACU, gústele a quien le guste y pésele a quien le pese, es la única que ha logrado sumar a más de cuatro gatos. Es la única que no está integrada por un matrimonio y un camarógrafo. Es la única organización que tiene algo parecido al respaldo popular, aunque tampoco sea mayoritario. ¡Y el guajiro José Daniel es de todos estos el que menos cátedras intenta dar!
Disentir no solo es legítimo contra un gobierno o una dictadura. Disentir entre opositores es válido, necesario y útil. En un estado de derecho.
Cuando bajo una dictadura la oposición se fragmenta, se ataca, se desautoriza; cuando unos y otros están más al tanto de promocionar su parcela que en hacer frente común al enemigo de todos, ya perdieron la apuesta.
Cuando Eliécer Ávila muestre las pruebas de que Rodiles es un corrupto, sabremos que es de respeto.
Cuando Ailer González muestre las pruebas de que Eliécer sigue siendo un ciber-agente del aparato, sabremos que es de respeto.
Cuando Rosa María Payá muestre las pruebas de que Elizardo es un doble agente, sabremos que ella y los suyos son de respeto.
(De Fariñas no hay que mostrar pruebas de que no es de respeto. Él las hace públicas todos los días. ¿Cómo era aquello de huelga de hambre y sed durante dos meses?)
Así nos va. Ahora sí ganamos la guerra.
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