Existe una conciencia bastante definida entre los historiadores de que la palabra huracán es de origen arauco, directamente relacionada con la lengua que utilizaban nuestros primitivos pobladores, porque juracán era el nombre de una deidad aborigen asociada a las tormentas. Desde los tiempos precolombianos hasta el presente, el huracán se vincula con las más diversas manifestaciones culturales y religiosas.
El cantautor santiaguero Sindo Garay se inspiró en la resistencia de los cubanos a la adversidad del ciclón en tanto fenómeno meteorológico típico del Caribe, para crear su canción El huracán y la palma, en la cual se habla del paisaje típico cubano sometido a la furia de los vientos.
En el texto de la canción se pueden escuchar los siguientes versos: “La Ceiba frondosa temblando sonríe, la yerba en el llano, sumisa a morir, pero hay una palma que dios solamente, le dijo al cubano cultiva su honor, que erguida y valiente, con blanco capullo, que sirve de espada, doblada hacia el suelo, besando la tierra batió el huracán”.
El etnólogo y antropólogo cubano Fernando Ortiz, en su libro El huracán: su mitología y sus símbolos estudió varias de las creencias sobre los huracanes en las culturas indígenas de Cuba, en 2009 la Fundación dedicada a consagrar el legado intelectual del sabio cubano, organizó el seminario sobre La cultura del huracán en Cuba.
El también etnólogo y escritor cubano Miguel Barnet está convencido de que “el huracán es uno de los fenómenos meteorológicos de nuestra área caribeña que más incide en el desarrollo de una cultura del desastre y la resistencia”, y tal vez estuviera pensando en símbolos nacionales como el de Caridad del Cobre, que salva a los tres Juanes de la furia del mar embravecido por el huracán.
Precisamente la fiesta de la patrona de Cuba, celebrada a principios del mes de septiembre, coincide con el mes de mayor actividad ciclónica, mientras que las fiestas celebradas en honor a los Orishas asociados a las aguas, Yemayá y Ochún, también ocurren en esa época del año.
Ciclón se llamó la extraordinaria revista literaria fundada por José Rodríguez Feo en 1955 y que aspiraba a "...borrar a Orígenes de un golpe" mediante la cercanía al desenfado y la claridad del lenguaje coloquial, a la literatura de habla anglosajona, y a expresiones artísticas como el cine, la pintura cubana contemporánea y el teatro.
En el cine se recuerdan, sobre todo, el primero de los grandes documentales de Santiago Álvarez, titulado precisamente Ciclón y dedicado a testimoniar el paso arrasador del ciclón Flora en 1963, y tal vez la mejor expresión cinematográfica al espíritu de resistencia de los cubanos se verifique en la escena final de Suite Habana, con las olas batiendo contra el Malecón.
También se recrea las debacles de los meteoros en la ópera prima de Enrique Colina, Entre ciclones, que demuestra, desde la comedia amarga, la resistencia de los cubanos a los desastres naturales y de otros tipos. Y en cuanto al humor ante la desgracia, el filme recuerda la canción El trío y el ciclón, cuyos últimos versos alardean de la cubanísima actitud de al mal tiempo buena cara.
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