Estados Unidos ha aparcado el debate sobre las sanciones a Venezuela por la escasez de petróleo provocada por los efectos de los huracanes Harvey, en Texas, e Irma, en Florida. Según publica El Nuevo Herald, los asesores del presidente Donald Trump estudiarán el mercado norteamericano para evaluar cómo pueden influir en los consumidores las sanciones al sector petrolero venezolano. Quieren cercar al gobierno de Nicolás Maduro, pero sin perjudicar el bolsillo de los estadounidenses.
Antes de tomar cualquier decisión, el Gobierno de Trump evaluará cómo se desenvuelven los precios del combustible en los Estados Unidos tras el paso de los dos huracanes. No hay que olvidar que mucho antes de que pasara Irma por la Florida, las gasolineras del estado ya reflejaban la subida del precio de combustible debido a los daños causados en la producción petrolífera en Texas tras el paso del huracán Harvey.
Esta semana, varias gasolineras permanecían cerradas en Miami por falta de combustible. Pese a que el gobernador de la Florida ha conseguido autorización de la Agencia de Protección Medioambiental para traer más combustible a la Florida, los esfuerzos han sido en vano. Sigue escaseando, al menos en Miami-Dade.
Tras la elección de la Asamblea Constituyente en Venezuela, Washington cortó el crédito al Gobierno de Maduro y prohibió a Citgo, la filial norteamericana de la empresa estatal PDVSA, enviar dividendos al país latinoamericano. Con estas medidas pretenden presionar para restaurar la democracia.
Si Trump se decide a ampliar las sanciones a todo el sector petrolero venezolano, podría dejar a Maduro sin la principal fuente de ingresos para mantener funcionando al país. Pero también podría afectar al bolsillo de los estadounidenses.
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