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A este ritmo, la carne de res cubana va a hacerle sombra a la de buey de Kobe, una de las exquisiteces más caras del mundo, que se vende en Estados Unidos desde 109 dólares el kilogramo. Según informa Diario de Cuba, en junio pasado abrió una tienda del Cimex (del consorcio Gaesa) en Baracoa, que tiene la carne de res a 52 CUC el kilo, más de veinte dólares por encima de su precio normal en supermercados europeos, como El Corte Inglés español, donde este jueves se pagaba el kilo de entrecot de lomo de ternera blanca a 27,95 euros (32,94 USD).
Pero éste no es el único precio que ha dejado pasmados a los vecinos de la zona, afectada por el paso de Mattew y del huracán Irma. También les ofrecen ruedas de quesos a 807,50 CUC.
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Estos precios desorbitantes no se corresponden con el salario medio en Cuba que, según la Oficina de Estadísticas de Cuba, es de 740 CUP (29 dólares).
Pero lo que más ofende a los vecinos no es el precio de la carne de res sino del pollo, que ronda los 10 CUC por siete piezas, casi el doble de lo que vale en cualquier otro establecimiento de la ciudad. Los vecinos coinciden en señalar que esa tienda no es para la gente trabajadora de Baracoa.
Establecimientos como éste existen desde hace más de un año en La Habana y Matanzas. Según Cubadebate, son tiendas "especializadas orientadas a un segmento de mercado particular": o sea es para los cuentapropistas del sector de la gastronomía y el alquiler de casas, pero no tienen precios de mayorista.
En la capital, la tienda del Cimex está en Miramar (7ma A entre 66 y 70) y su apertura en 2016 ha venido bien a dueños de restaurantes como Fidel, de Iván El Chef, de La Habana Vieja, que aseguró a Cubadebate que lo que más le gusta es que está muy surtida, con variedad de productos que no se ven en ninguna otra parte y con formatos grandes.
La web oficialista dirigida por Randy Alonso admite que no hay diferencia entre el precio de este tipo de tiendas y lo que se ofrece en otros centros comerciales del país, teniendo en cuenta que es para surtir a los cuentapropistas. Eso sí, tiene una ventaja: no hay colas. ¿Será por los precios?
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