El pianista cubano Michelle Fragoso es la nueva imagen del ron Havana Club y su foto aparece en los ómnibus de Miami junto a una botella del Havana destilado en Puerto Rico con una advertencia contundente: "No nos digas que no somos cubanos".
Sobrino de Argelia Fragoso, una de las mejores voces del bolero y el 'filin' de la Isla, Michelle hace unos años tuvo un grupo (Cubiche) con Descemer Bueno, en el que fusionaban el rock con el pop, con el reggae y la timba cubana. Aquello, confiesa el artista, era incontrolable y cada uno de los miembros de la agrupación siguió con el tiempo su propio camino.
En una entrevista concedida hace un mes a CiberCuba, Michelle Fragoso explicó que en su casa siempre hubo piano y que para él era como un juguete. De hecho, de niño, destruyó el piano con el que habían estudiado su madre y su tía y la guitarra de su padre. "Toco piano desde que tengo uso de razón", dijo. No obstante, aclaró que originalmente estudió guitarra como su papá. La decisión de dedicarse a la música la tomó cuando su madre, al terminar la Primaria le preguntó si iba a ser músico como su padre o iba a seguir practicando judo, otra de sus grandes pasiones infantiles. No lo dudó: "Yo voy a ser músico".
Cuenta Michelle Fragoso que cuando salían sus padres o su tía Argelia Fragoso en la tele, él corría hacia la pantalla para verlos. "Me ponía muy nervioso". De ahí le viene el amor por la música. "Fue un medio de expresión que se fue desarrollando en mí", confesó a CiberCuba.
Irakere, NG La Banda, Buena Vista Social Club, La Charanga y Manolín le dieron una idea de qué era lo que él quería hacer. En la mezcla del jazz con música clásica y ritmo cubano encontró las claves de por dónde iba a ir su carrera. "Ahí empezó el piano. Hasta ese momento fue guitarra".
Michelle Fragoso cree que el piano es más "agradecido" que la guitarra, "que cuesta mucho trabajo tocarla y al terminar duelen las manos". "El piano se deja llevar. No me siento dominado por el instrumento. Siento que puedo conversar con él, que podemos comunicarnos. Me siento cómodo con él. El piano enamora y relaja".
El músico reconoce entre los grandes maestros del piano "de la escuela antigua, de otra escuela" a Rubén González, Frank Emilio, Chucho y Bebo Valdés y Gonzalo Rubalcaba (padre). "Son los maestros. Los más grandes".
El pianista admite que para poder ser creativo hace falta un poco de "locura funcional"."Si se pierde eso es difícil imaginar cosas. Una persona allá arriba (sobre el escenario) que no transmite nada es mejor que ni toque".
Pero Michelle Fragoso no sólo ha estudiado guitarra y ha tocado piano. "También he hecho y me han publicado canciones. Tengo un disco que no he sacado". En Miami el artista tuvo una banda que se llamaba Bulla, en la que él cantaba. Eso es ya pasado. "Ahora estoy en un plan más relax".
Para él los espectáculos no son "malas noches". "Cuando uno está haciendo arte y está creciendo, el tiempo no importa".
La llegada a Miami
Fragoso decidió salir de Cuba porque estaba cansado de ser "el pianista de". Eso no significa que no hubiera trabajado con artistas reconocidos como Descemer Bueno o Amaury Gutiérrez, sino que quería seguir su propio camino."No voy a ser el pianista de más nadie. Voy a ser yo mismo mi propio pianista", se dijo y a partir de entonces decidió tocar para sí mismo. Al principio lo hizo cantando y luego entendió que debía cantar el piano.
Al llegar a Miami, pensó que todo iba a ser muy fácil, pero no lo es y no lo fue porque en Miami no hay tantos sitios en los que tocar. "Ahora ha cambiado un poco. Han venido muchos más músicos y se han abierto lugares nuevos", pero cuando él llegó sólo habían dos o tres lugares latinos y no todos de música en vivo. Aún así, tuvo la suerte de nunca haber hecho otra cosa. "Simplemente me dediqué a tocar aunque ganaba poco". Así siguió hasta que se ganó el favor del público. "Al principio es bastante difícil. Nunca debes cambiar tu celular", aconseja a los recién llegados aunque les tranquiliza admitiendo que los buenos siempre repiten la llamada. "No importa que se pierdan los teléfonos".
Fragoso también recomienda a los músicos que llegan a Miami desde Cuba que no se asusten con los momentos diíficiles."Poder hacer mucho con poco es importante".
Michel Fragoso lleva veinte años viviendo en Estados Unidos, pero asegura que no ha perdido la relación íntima con Cuba. Para conseguirlo se mantiene al tanto de lo que está pasando en su país porque la Isla es una potencia musical, que está evolucionando constantemente.
Por eso, al llegar a Miami centró su carrera en coger "lo mejor de aquí sin perder lo mejor de allá". De ahí, de esa fusión, de esa mezcla de lo bueno de ambos lados, ha salido su música y su sello de identidad. Es un universo en el que caben las congas en un rock&roll y una guitarra eléctrica en Lágrimas negras.
Fragoso fuera de los escenarios escucha música dependiendo de su estado de ánimo. Le gusta desde la salsa hasta el reguetón, pasando por el jazz. Ahora está a punto de sacar un nuevo disco, que cuenta con arreglos de su padre y el violín de su hermano. También colaboran Julito Padrón (trompeta), Oliver Valdés (batería), El Guille, de Habana de Primera, en las congas, y Néstor del Prado en el bajo. Es una producción hecha en los estudios Abdala en cuatro días."Es música cubana: una fusión de jazz, con congas, claves y piano. Es una sorpresa. Algo suavecito".
Con todo esto es fácil entender por qué ha sido elegido como nueva imagen de Havana Club. "No nos digan que no somos cubanos".
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: