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Ella fue mucho más que la albacea de esa obra imprescindible para la cultura cubana. Desde la Fundación Alejo Carpentier, que presidió desde su creación, llevó a cabo una consecuente labor para que el legado del más importante novelista de nuestras letras multiplicara su alcance y significación. En tan sentido colaboró intensa y estrechamente con el Instituto Cubano del Libro, la Editorial Letras Cubanas y otras instituciones culturales del país.Eusebio Leal la describió como esa "mujer que conserva en el fuego de su mirada y en su palabra, siempre breve y precisa, la memoria viva de Alejo Carpentier. Ella, que ha contado día a día desde su partida, confirió a la dulce espera un sentido creador, al ejercer ese oficio difícil de guardar intactos para las presentes y futuras generaciones, no sólo la palabra escrita, sino el pensamiento humanista y el sentido que la vida tuvo para Alejo".Quienes la trataron son testigos de su irreductible sentido de la cubanía, de su interés por la obra de los jóvenes escritores y artistas y, sobre todo, de su irrestricto compromiso político con la Revolución y Fidel, a quien calificó "como el más grande cubano de nuestra época".Por voluntad propia sus restos serán cremados hoy, y mañana sus cenizas reposarán para siempre en el panteón familiar de la Necrópolis de Colón, junto a su entrañable Alejo.Fuente. Radio Habana Cuba
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