Addel Chang Álvarez es un vecino de la Habana Vieja que hace unos días salió a comprar un "detallito" por el Día del Maestro y se llevó la sorpresa del siglo. "En la tienda de Trasval, en Galiano y San Rafael, una batidora o licuadora costaba 270 CUC. ¿Qué batirán ahí, puré de oro, plata, platino o kriptonita?", se pregunta. Además, añade que un juego de cazuelas y sartenes sale por 216,95 CUC y en Ultra, una máquina de pelar costaba alrededor de 145 CUC.
Teniendo en cuenta que el salario medio de un cubano es de 29,60 dólares al mes, una persona que quiera comprar cualquiera de estos tres productos con su sueldo tendría que trabajar entre cinco y nueve meses seguidos para poder destinar todo el dinero íntegro a la compra de uno solo de estos artículos.
Según recoge Juventud Rebelde, lo peor, en opinión de este habanero, es la diferencia de precios abismal que hay entre un mismo producto comprado en diferentes tiendas. "Hace alrededor de dos meses un timbre de bicicleta costaba 2,00 CUC en la tienda La Isla de Cuba, y en la calle Obispo cuesta 10 CUC. ¿Qué vale más, el producto o la calle de la tienda?", se pregunta.
Para Chang Álvarez sería interesante conocer a la persona que pone los precios en las tiendas del Estado "sabiendo que el poder adquisitivo del cubano es muy bajo".
También muestra su preocupación por las tiendas que alamcenan sus productos en el sitio que debería estar dedicado al cliente. "¿No hay almacenes en este país o es que los productos están tan caros que no tienen salida?", concluye.
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