Ciudad de México (Reuters) - México despedirá 2017 con una triste estadística que escenifica el clima de violencia que se vive en la nación. El país azteca cerró el presente año como el más violento en dos décadas, según los datos oficiales que cifraron los homicidios dolosos entre enero y noviembre de este año en 23.101.
Un dato que supone un verdadero quebradero de cabeza para el presidente Enrique Peña Nieto, quien prometió mitigar la violencia en el país.
En los primeros 11 meses del año, los homicidios superaron el récord de los 22,409 registrados en todo el 2011, de acuerdo a cifras oficiales difundidas la noche del viernes.
En 2006, el expresidente Felipe Calderón lanzó una ofensiva militar contra el narcotráfico que detonó la violencia en varias partes del país. Peña, quien lo sucedió en 2012, prometió acabar con la violencia ligada al narcotráfico al asumir el cargo.
Pero según las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, sólo en noviembre se reportaron 2,212 asesinatos, mientras que en octubre se alcanzó un récord de 2,380 homicidios convirtiéndose, hasta la fecha, en el mes más violento desde que se llevan registros.
A pesar de que la tasa de homicidios por cada 100,000 habitantes también se incrementó a 18.7, la cifra dista de las registradas en El Salvador o Venezuela, que superan los 70 homicidios por cada 100,000 habitantes.
Según expertos, entre las causas que explican la creciente violencia vivida en 2017 están la fragmentación de los cárteles del narcotráfico en células cada vez más pequeñas y violentas.
Ampliación facultades de las fuerzas armadas
En un intento por atajar el problema, el Congreso mexicano aprobó días atrás una ley que amplía las facultades de las fuerzas armadas para actuar en casos de seguridad interna.
Sin embargo, la ley ha generado polémica en organizaciones de derechos humanos y Naciones Unidas, que aseguraron que busca militarizar el país y provocaría más violaciones de derechos humanos.
El precandidato a la presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que, de ganar las elecciones de julio de 2018, estará abierto al diálogo con el crimen organizado y los narcotraficantes, como una forma de resolver la violencia.
"Se puede dialogar con todos, y hay que buscar el diálogo, hay que buscar que se termine la guerra y que se garantice la paz, ya no se puede seguir con lo mismo", dijo el izquierdista de 64 años.
El sábado, en otro acto proselitista, López Obrador planteó cerrar la agencia de inteligencia mexicana, Cisen, porque, dijo, investiga a políticos y no a criminales.
"Lo considero un gasto innecesario, superfluo. Nosotros no vamos a vigilar a nadie, no vamos a hacer espionaje, no vamos a escuchar llamadas telefónicas, ni hackear teléfonos para obtener archivos y fotografías", dijo en el pueblo central de Tezontepec.
Reporte de Diego Oré; Reporte adicional de Dave Graham.
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