A María del Carmen Lambert, una jubilada habanera le llegó en octubre a su casa de Marianao una factura de luz de 453 pesos (18 CUC), aunque ella suele pagar entre 66 y 99 pesos (de 2,60 a 4,00 CUC) de media al mes. Por eso fue a la Empresa Eléctrica de su municipio. Allí le prometieron, según recoge Juventud Rebelde en su sección de cartas de los lectores, que iría un inspector a su casa. Quince días después aún no había aparecido el funcionario y decidió volver a la oficina y le repitieron lo mismo: que irían a visitarla.
En efecto, el inspector apareció el último día del mes y comprobó que había habido un error. La explicación que dio a María del Carmen fue que el importe del recibo se había calculado como "casa cerrada", por lo que se computaba el consumo promedio. Pero ni así le salían las cuentas a la jubilada.
María del Carmen regresó dos veces más en noviembre y otras dos en diciembre a la oficina de la Empresa Eléctrica. El papel de la visita del inspector no aparecía y ahora le aseguraban que esos 453 pesos eran su consumo real y que los recibos anteriores se debieron a un error (el salario medio en Cuba es de 29,6 CUC, por lo que esa factura representa más de la mitad del sueldo de un trabajador en activo).
La jubilada no se dio por vencida y no aceptó el descuento de 43 pesos que le propusieron y volvió a reclamar la visita de un inspector. Su caso sigue sin resolver.
Algo similar le ocurrió a Doralis León Leyva, de la Habana Vieja, que lleva varios meses recibiendo facturas de la luz de 48,56 y 72 pesos, cuando ella siempre ha pagado 12 pesos. Ella vive con su hijo y sólo tiene un refrigerador, dos ventiladores, un televisor, una olla arrocera y la mitad de bombillos que una casa normal.
Ha reclamado a la Empresa Eléctrica de La Habana, le prometieron que le enviarían a un inspector y todavía lo está esperando. Harta de llamar por teléfono se acercó a la oficina y le dijeron que ya había ido un funcionario y no había detectado ninguna anomalía en su contador por lo que los recibos son correctos. Ella protestó porque no entiende cómo puede ir un inspector sin que se entere y el jefe de la oficina le contestó que no hay obligación de avisar al consumidor de que se está realizando una inspección.
Pablo Reyes Castañeda, del Cerro, está igual. Es un jubilado de avanzada edad, apunta Juventud Rebelde, y en octubre le llegó una factura de 593 pesos (23,72 CUC), cuando habitualmente él paga en torno a 200. Su esposa reclamó a la Empresa Eléctrica y allí le dijeron que esperara la visita de un inspector, pero que debía abonar el importe del recibo. El funcionario pasó por su casa y le dijo que sólo podían devolverle 30 pesos.
Le ha ocurrido lo mismo a Karina González Domínguez, del Vedado; a Iván Tamayo Muñoz, de Santa Clara; y a Esmerilda Silva Céspedes, de Holguín.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: