El secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, ha declarado en entrevista con la agencia AP que Estados Unidos no piensa retornar a La Habana al personal diplomático que retiró de Cuba, y que ―de hacerlo― “estaría poniéndolos intencionalmente en peligro de nuevo. ¿Por qué debería hacerlo si no tengo los medios para protegerlos?”; y añadió: “Me opondré a quien sea que pretenda obligarme a hacer eso”.
Tillerson precisó que todavía cree "que el gobierno cubano, alguien del gobierno cubano, puede poner fin a esto”.
Aunque EE.UU. no ha culpado directamente a Cuba de los ataques, sí ha insistido en que el Gobierno de la Isla debe saber quién lo hizo, pese a que desde la Isla han negado en todo momento conocer el origen de lo sucedido.
La aclaración de Rex Tillerson llega cuando en un informe de la División de Tecnología Operativa del FBI -al que tuvo acceso la citada agencia de prensa- se plantean “dudas” sobre la teoría inicial de que los diplomáticos habrían sufrido “ataques sónicos” en Cuba.
El reporte, del pasado 4 de enero, no menciona otras “teorías” y afirma que las pesquisas no encontraron evidencia de que ondas de sonido hubieran dañado la salud de estadounidenses y que “el FBI continuará investigando hasta que pueda mostrar que no hubo daño intencional”.
La conclusión provisional ha sido aportada tras varios meses de investigación y cuatro viajes de funcionarios del Buró Federal de Investigaciones (FBI) a La Habana.
Sin embargo, pese a que todavía se desconoce el origen real de los ataques, Rex Tillerson afirma que no está convencido de que los “ataques deliberados” hayan concluido, y por ese motivo defiende y mantiene la decisión de que el personal norteamericano permanezca fuera de la Isla, en tanto el Gobierno cubano no garantice que allí estarán seguros.
En el Congreso, por su parte, aumentan las tensiones entre quienes creen en la existencia de los “ataques sónicos” y quienes siguen apoyando un estrechamiento de vínculos bilaterales con el Gobierno de La Habana.
A lo anterior se suma que la CIA ―cuyos espías fueron afectados mientras cumplían su misión disfrazados de diplomáticos― ha criticado la “falta de avances” del FBI, según la opinión recogida por AP a varios funcionarios en los últimos meses.
Asociated Press también afirma que “unos cuantos legisladores enterados de la investigación cuestionan incluso si el FBI coincide con el Departamento de Estado en que alguien fue blanco de los ataques".
De momento no existe conclusión probada de que que hubo “ataques acústicos”, y las declaraciones de Tillerson y el informe del FBI revelan la confusión que persiste en el Gobierno de EE.UU. sobre lo sucedido en La Habana; ello más de un año después de que los empleados de la Embajada comenzaran a registrar enfermedades que se relacionaron con la existencia de ataques acústicos.
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