Vista Alegre: el “pequeño” Vedado de Santiago de Cuba

La concepción de la famosa barriada de Vista Alegre, hace más de 100 años en Santiago de Cuba, no ocultó la idea de inspirarse en el mundialmente conocido Vedado, de La Habana, del cual adoptó la visión higienista y naturalista.

Surgida en 1907, esta es la experiencia urbanística más importante de Santiago de Cuba del siglo XX –así lo conceptualizan los investigadores– pues adaptó los principios del modernismo a las características climáticas y topográficas de la llamada Capital del Caribe.

Hasta la actualidad, y después del Centro Histórico, alberga el mejor y más variado conjunto arquitectónico de la urbe, desde el punto de vista de la tipología habitacional.

Edificaciones de estilo colonial, art noveau, art decó, racionalista, protorracionalista, ecléctica, neogótica; algunas tan grandes que casi ocupan una manzana, otras de madera, con mayor o menor cantidad de árboles y plantas, algunas sencillas y otras con elaborados diseños de decorado… existen pocos estilos constructivos en Santiago de Cuba que no tengan aquí un reflejo... hasta los de «por esfuerzo propio».

Las indagaciones de los expertos apuntan a que este fue el primer barrio de Santiago de Cuba que asumió un tejido urbano completamente inédito hasta ese entonces. Hoy es considerado un proyecto vanguardista pues incorporó las áreas verdes y espacios públicos como envolvente del entramado, que tampoco nunca antes se había hecho en la ciudad, a la vez que abandonó el modelo compacto de construcción y adoptó la visión higienista que venía desarrollándose desde finales del siglo XIX en el país, siendo el Vedado el ejemplo más conocido.

Con más de una centuria de antigüedad, Vista Alegre se resume como el ejemplo paradigmático del desarrollo urbano en Santiago de Cuba durante el periodo republicano, no por gusto fue el escenario escogido por la burguesía para asentarse, antes de 1959, y aquí dejó su impronta, arquitectónicamente hablando.

La que antes fue la comunidad de la clase pudiente de Santiago de Cuba, después más «popular» con las diferentes medidas que llevaron hasta las edificaciones a personas de todos los estratos sociales, hoy vuelve a ser bastante elitista cuando alberga a los nuevos «macetas» de la sociedad, también a la emigración que algún día aspira a regresar y pasar en Cuba sus últimos años, y personas de otros países que han encontrado –de alguna manera– la vía de tener aquí sus lugares de residencia, oficiales o no.

Basta indagar por los precios de las viviendas y entenderá por qué Vista Alegre es hoy una zona que vuelve a ser deseada por los bolsillos menos ajustados.

De negocios privados y desconocimiento

Vista Alegre se transforma… y muchas veces para mal.

De eso ya se han percatado los expertos y han advertido a las autoridades competentes de la pérdida de la riqueza patrimonial en esta comunidad con más de 100 años de historia arquitectónica y urbanística. Y es que a veces es difícil controlar cuando las necesidades –de toda índole– gritan, y bien duro.

De los negocios privados, no es difícil adivinar que Vista Alegre, sin llegar a las cifras que muestra el Centro Histórico, es un área dilecta entre quienes tienen capital y desean invertir. Aquí, no lo dude, encontrará algunos de los mejores emprendimientos, al menos algunos con más lujo del que estamos acostumbrados en esta región del oriente de Cuba.

El problema radica en que en ocasiones, escudados en el deseos puramente económicos y de desenvolvimiento material, cortan hasta de tajo edificaciones con una historia de más de 100 años y con valores inclusos únicos en una de las villas más antiguas de Cuba. Es así que valiosas techadas, por ejemplo, de tejas francesas, ceden sin ningún tipo de control –o muy poco– al hormigón armado, con diseños que nada o muy poco tienen que ver con el valor de Vista Alegre.

El desconocimiento, por otra parte, también tiene su parte. No todos saben de la riqueza patrimonial y características que hacen única la barriada de Vista Alegre. Y como versa ese viejo principio de la conservación: lo que no se conoce, casi nunca se reconoce y menos se protege.

Eso lo conocen quienes están vinculado a la preservación y por eso se apresuran por declarar a Vista Alegre como Monumento Nacional, y que de inmediato entren a regir las leyes especiales que salvaguardan este tipo de riqueza construida.

Pero tal declaratoria se ha extendido más allá de lo que muchos avizoraron… y mientras tanto –y casi de manera creciente–, nuevas casas se venden, otras se transforman de forma irrespetuosa con la historia de las viviendas, surgen nuevos negocios privados que también hacen de las suyas a la imagen –a veces para bien y otras para mal–, y el tiempo sigue cobrando nuevos derrumbes, a veces por la desidia otras porque mantener una edificación de madera o con tejas que no se construyen en la provincia es imposible.

Menos que en sus inicios, pero esta comunidad sigue siendo una barriada residencial. De su fundación, cuando existieron dos edificaciones de carácter público, solo llega a la actualidad uno, el popularmente reconocido como CIROA, un complejo recreativo hoy en reparación.

Vista Alegre es hoy, sin dudas, el catálogo estilístico más completo, fidedigno y auténtico de la arquitectura santiaguera durante el siglo XX, con un bien ganado lugar en la historia al ser el primer proyecto de urbanización del oriente de Cuba cuyo proyecto fue pensado antes de ser construido.

Conservarlo es, por muchas razones, algo primordial, o al menos, ofrecerle el amparo y protección que le urge a gritos.