El proceso destructivo que acompaña al régimen implantado en Cuba a partir de enero de 1959 ha sido tan devastador que ha decapitado hasta la agricultura. Recuerdo que a finales de los años sesenta se formó el Contingente Che Guevara, cuyo fin era desbrozar malezas en función de la siembra para la agricultura, pero al poco tiempo gran cantidad de esas tierras se llenaron de malas hierbas. Las que se sembraron fue en función de la famosa y fracasada “zafra de los 10 millones”.
Por esos mismos años se comenzó a trabajar en otro "glorioso" y fracasado proyecto: "el Plan Cordón de La Habana". La capital iba a ser rodeada de árboles frutales. Años después, en 1986, el comandante ç emprende otro original y también fracasado proyecto "El Plan Alimentario".
Desde hace una década Raúl está alineando y poniendo topes a los precios, aunque no dice nada de aumentar la producción agrícola. Como se puede ver, el régimen siempre ha estado muy preocupado y ocupado –cual sastres- en trazar y delinear planes para resolver la alimentación de su pueblo. Pero la realidad dista mucho de las ideas y los empeños, sobre todo, en el decir.
Se protesta, y con toda razón,por los altos precios de los productos agrícolas y de que estos tampoco se corresponden con la calidad de la mercancía en oferta. Qué decir sobre el desabasteciendo que padecen los agromercados estatales y la mísera calidad de los productos que ofertan. Hay quienes se atreven a decir que en estos mercados los precios son aceptables, pero comparados con qué.
¡Tolerables!, veamos algunos precios. Todos en libras.
La cebolla a 10.00 CUP, el frijol negro 10.00 CUP, los bayos o blancos a 11.00 CUP y malanga, entre 3.50 y 4.20 CUP. Puede alguien considerar que estos precios son aceptables si se tiene en cuenta el salario que el estado le paga a su pueblo.
Al preguntarle a la administradora de un importante Mercado Agropecuario Estatal el porqué de la pésima calidad y la poca variedad de productos que oferta ella me plantea que por los precios a que se ve obliga a vender no le es posible comprar mercancía de calidad y en mayor surtido. En la tablilla que aparece a la entrada del mercado aparecen 22 productos y como norma solo hay en venta 11 de ellos.
Visito dos pequeños mercados de oferta y demanda y estos cuentan con el doble de los productos que los agro estatales tienen en venta. Los precios son superiores, pero no se acercan al de otros mercados donde una libra de tomates llegó a costar hasta $40.00 CUP.
Entremos ahora en un tema al que no se le presta mucha atención, pero también tiene mucho que ver con el efecto destructivo del régimen castrista y es la variedad y calidad de las viandas, hortalizas, granos, vegetales y frutas. Cuando hablo de calidad no me refiero solo al tamaño sino al sabor, el olor y la textura de ellas.
En ningún mercado de Barcelona, Buenos Aires o Miami me encontré plátanos y frutas tan pequeños e insípidos y por demás tan sucios como los que en Cuba nos venden. Los plátanos “machos” que ahora pueden costar, cada unidad, hasta 4.00 CUP son más pequeños que los fruta, llamados “enanos o Johnson”. Muchos de los productos agrícolas que el cubano consume antes eran dedicados a la ceba de puercos o se utilizaban como abono orgánico.
La poca cantidad de productos es alarmante. Los granos giran en: negros, bayos o blancos y las frutas no pasan de cinco o seis: mango, guayaba, fruta bomba, y a veces melón o mamey. Y estos búsquelos en su temporada porque fuera de ellas es imposible verlos.
Entre viandas, granos, hortalizas y vegetales nuestro país siempre produjo y comercializó más de 40 productos y más de 20 tipos de frutas. En total al pueblo llegaban ofertas por más de 60 productos del agro y en múltiples variedades.
Entre los años setenta y ochenta del pasado siglo el régimen invirtió cientos de millones de dólares en la siembra de cítricos, en especial el Plan Cítrico de Jagüey Grande, que llegó ser uno de los más grandes de América. Al igual estaba el Plan citrícola de la Isla de la Juventud. Decenas de miles de estudiantes pasaron durante treinta años por las más de cien escuelas en el campo que se construyeron en la provincia de Matanzas, la antigua provincia de La Habana y la Isla. Ellos se dedicaban al cultivo y la cosecha de cítricos.
Hoy, para encontrar una naranja dulce, una toronja o una mandarina se debe realizar un acto de magia. Ahora en los agromercados más aventajados no se llega a los 40 productos y en muy escasa variedad.
¿Resolverá algún día el régimen de los Castro los problemas de la agricultura? Se venderán bajo su dominio productos de calidad y amplia variedad y por demás a precios acordes con el salario que el pueblo cubano recibe.
Sesenta años en el poder han demostrado que también, en esta importante tarea,… ¡son incapaces!
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